Pregunta: “�Comeremos algo en el cielo?”

Respuesta:

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Pregunta: “�Comeremos algo en el cielo?”

Respuesta:
Mucha gente se pregunta si en el cielo comeremos, no s�lo porque comer es necesario para seguir vivo, sino porque adem�s es muy agradable. Como comer es agradable, mucha gente concluye que lo que es agradable en la tierra (sexo, relaciones familiares, etc.) estar� naturalmente presente en el cielo. Aunque la Biblia no nos da una respuesta detallada respecto al tema de la comida en el cielo, conviene hacer algunas observaciones de las Escrituras.

Es interesante observar que cuando el Se�or Jes�s celebr� la Pascua con Sus disc�pulos poco antes de Su crucifixi�n, se refiri� a comer y beber en el reino. “De cierto os digo que no beber� m�s del fruto de la vid, hasta aquel d�a en que lo beba nuevo en el reino de Dios” (Marcos 14:25). El reino milenial terrenal est� sin duda a la vista aqu�, y en ese reino todos los que son Sus seguidores ya habr�n recibido sus cuerpos de resurrecci�n. De esta declaraci�n se desprende que nosotros, en nuestros cuerpos glorificados, comeremos y beberemos en el reino milenial. �Pero qu� pasa con el reino celestial?

Cuando el ap�stol Juan tuvo una visi�n de la Nueva Jerusal�n, se le mostr� “un r�o limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que sal�a del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del r�o, estaba el �rbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del �rbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habr� m�s maldici�n…” (Apocalipsis 22:1-3). El texto no dice si realmente comeremos el fruto del �rbol de la vida, pero eso es ciertamente posible.

Si vamos a comer en el cielo, no sabemos con certeza qu� puede contener el men� celestial, aunque se ha sugerido que tal vez nuestra dieta ser� como la de Ad�n y Eva en el para�so antes de la ca�da. “Y dijo Dios: ‘Y dijo Dios: He aqu� que os he dado toda planta que da semilla, que est� sobre toda la tierra, y todo �rbol en que hay fruto y que da semilla; os ser�n para comer'” (G�nesis 1:29).

Al final, no sabemos realmente si comeremos, o qu� comeremos, en el cielo. Los creyentes s�lo “conocen en parte” (1 Corintios 13:9). El gozo de estar para siempre con nuestro Salvador, que es el Pan de Vida, est� m�s all� de nuestra limitada capacidad de comprensi�n, porque “a�n no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando �l se manifieste, seremos semejantes a �l, porque le veremos tal como �l es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en �l, se purifica a s� mismo, as� como �l es puro” (1 Juan 3:2-3).

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