Pregunta: “�Cu�l deber�a ser el punto de vista de un cristiano sobre la medicina homeop�tica?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Cu�l deber�a ser el punto de vista de un cristiano sobre la medicina homeop�tica?” Respuesta: La homeopat�a es un m�todo basado en los s�ntomas para tratar enfermedades y dolencias que consiste en administrar sustancias que, en una persona sana, producir�an s�ntomas similares a los de la enfermedad que se est� tratando. La propia…

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Pregunta: “�Cu�l deber�a ser el punto de vista de un cristiano sobre la medicina homeop�tica?”

Respuesta:
La homeopat�a es un m�todo basado en los s�ntomas para tratar enfermedades y dolencias que consiste en administrar sustancias que, en una persona sana, producir�an s�ntomas similares a los de la enfermedad que se est� tratando. La propia palabra homeopat�a significa “mismo sufrimiento”; la idea es que, si algo est� causando un problema, un poco m�s de lo “mismo” ayudar� a curarlo. Al menos, el cuerpo se curar� a s� mismo. No se debe confundir la homeopat�a con los remedios caseros o naturales, como los tratamientos con hierbas y las terapias con aceites esenciales.

La homeoterapia se desarroll� a finales del siglo XVIII y se basa en la idea de que el cuerpo puede curarse a s� mismo. La homeoterapia introduce peque�as dosis de un agente similar, pero no id�ntico, al agente que causa la enfermedad. Por ejemplo, un tratamiento homeop�tico de la fiebre del heno supondr�a la administraci�n de un compuesto diluido en el cuerpo para estimular una reacci�n al�rgica, con la idea de que forzar al cuerpo a luchar contra una irritaci�n leve lo fortalecer� lo suficiente como para luchar tambi�n contra la alergia. Teniendo en cuenta esta definici�n, la inmunizaci�n con cultivos vivos podr�a considerarse una forma de homeopat�a en la que se administra una peque�a cantidad de una enfermedad a una persona sana con la esperanza de que el cuerpo desarrolle anticuerpos para combatir esa enfermedad en particular. Por lo tanto, la medicina moderna utiliza algunas pr�cticas “homeop�ticas”. Las diferencias entre la inmunizaci�n y la verdadera homeopat�a son que las inmunizaciones son preventivas, no curativas, y que los ingredientes activos de las inmunizaciones se pueden medir, mientras que los “ingredientes activos” de las soluciones homeop�ticas est�n tan diluidos que no se pueden medir. De hecho, la homeopat�a ense�a que “cuanto m�s peque�a es la dosis, m�s potente es el efecto”.

El uso de los “medicamentos” homeoterap�uticos es mucho m�s que tomar una soluci�n diluida de agua y grafito o azufre (por ejemplo). Seg�n un sitio web de homeopat�a, preparar un remedio “no es una simple cuesti�n de mezclar los ingredientes con agua”. La mezcla debe agitarse o machacarse de una forma determinada, o el “medicamento” no ser� eficaz. Seg�n el sitio web, “los ingredientes diluidos pasan a formar parte del agua, dejando los efectos curativos en el agua mientras se eliminan los ingredientes f�sicos”. La teor�a es que, al eliminar los ingredientes de la soluci�n, el agua “recuerda” de alg�n modo las propiedades de la enfermedad y puede curarla. Los cr�ticos de la homeopat�a no dudan en se�alar que, cuando se eliminan los ingredientes de la soluci�n, lo �nico que queda es el disolvente. Si se percibe una posible “curaci�n”, se debe a un efecto placebo.

Otros aspectos que preocupan son que la homeopat�a a menudo implica el examen de los “campos de energ�a” situados en los meridianos de acupuntura para diagnosticar una afecci�n, y que los terapeutas homeop�ticos suelen prescribir la meditaci�n oriental para fortalecer el “n�cleo espiritual” de la persona.

Un cristiano, es decir, un creyente nacido de nuevo, deber�a ver la medicina como un regalo de Dios. Sin embargo, parece haber poca medicina en la homeopat�a. Por el contrario, la homeopat�a se basa en t�cnicas de preparaci�n ritualistas y en una fe supersticiosa en lo que equivale a “agua m�gica”. Como creyentes, nuestra responsabilidad no es seguir las modas m�dicas, sino investigar la legitimidad de todas las afirmaciones. Nuestras conclusiones se deben basar en la investigaci�n respaldada por el punto de vista de Dios y no en valores humanistas o de la Nueva Era.

Un creyente sabio debe desconfiar de cualquier cosa que suene “demasiado buena para ser verdad”, aunque esa advertencia se aplica a todos los aspectos de nuestra vida. Debemos ser buenos administradores de lo que Dios nos ha dado (1 Corintios 4:2), y esa administraci�n se extiende a nuestros cuerpos y nuestra salud. Debemos ser sabios en la forma de tratarnos a nosotros mismos y en la manera (y en qui�n) de buscar tratamiento m�dico.

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