Pregunta: “�Cu�les son los siete sellos del Apocalipsis?”

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topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Cu�les son los siete sellos del Apocalipsis?” Respuesta: El preludio de la apertura de los siete sellos en la visi�n de Juan es la b�squeda de alguien digno de abrir el libro celestial en Apocalipsis 5. Juan escribe: “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro…

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Pregunta: “�Cu�les son los siete sellos del Apocalipsis?”

Respuesta:
El preludio de la apertura de los siete sellos en la visi�n de Juan es la b�squeda de alguien digno de abrir el libro celestial en Apocalipsis 5. Juan escribe: “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos” (Apocalipsis 5:1). Este libro contiene los juicios de Dios; el hecho de que est� escrito a ambos lados indica la naturaleza extensiva del juicio que est� por venir. Un �ngel poderoso grita: “�Qui�n es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” (Apocalipsis 5:2). No se encontr� a nadie digno de romper los sellos y abrir el libro, lo que hace que Juan llore (Apocalipsis 5:3-4). Si no se pod�a abrir el libro, entonces no se juzgar�a la maldad y �sta seguir�a infectando la tierra.

Mientras Juan llora a causa de que el libro no ha sido abierto y sus siete sellos no han sido rotos, recibe buenas nuevas: “He aqu� que el Le�n de la tribu de Jud�, la ra�z de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Apocalipsis 5:5). “Y mir�, y vi que en medio del trono… un Cordero como inmolado…Y vino, y tom� el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono” (Apocalipsis 6-7). Esta es una imagen de Jesucristo, el Cordero que fue inmolado y que tambi�n es el Le�n del juicio. Jes�s es el �nico digno de juzgar al mundo (cf. Juan 5:22). Mientras toma el libro para abrir los sellos y pronunciar el juicio sobre el mundo incr�dulo, los seres del cielo lo glorifican con un nuevo cantico:

“Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos;
porque t� fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios,
de todo linaje y lengua y pueblo y naci�n. . . .
El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder,
las riquezas, la sabidur�a, la fortaleza,
la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:9, 12).

En medio de la adoraci�n que se le debe, el Cordero comienza a abrir los sellos (Apocalipsis 6:1). Con cada sello abierto, el libro se puede desenrollar un poco m�s, revelando poco a poco los juicios que Dios tiene guardados durante el per�odo de la tribulaci�n. Los primeros cuatro de los siete sellos liberan lo que se conoce como los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, porque los juicios aparecen simb�licamente como un caballo y un jinete trayendo devastaci�n a su paso.

El primer sello. El primer sello introduce al Anticristo (Apocalipsis 6:1-2). De la descripci�n b�blica, recopilamos varios detalles: monta un caballo blanco, que habla de paz; al principio de la tribulaci�n, el Anticristo tendr� la pretensi�n de traer la paz al mundo (cf. Daniel 9:27). Se le da una corona, lo que indica que el Anticristo ejercer� una gran autoridad (cf. Daniel 7:24-25). Sostiene un arco, que indica sus verdaderas intenciones, y “sali� venciendo, y para vencer” (Apocalipsis 6:2).

El segundo sello. Cuando el Cordero abre el segundo sello, estalla una gran guerra en la tierra (Apocalipsis 6:3-4). Esto est� simbolizado por un jinete con una gran espada sobre un caballo rojo ardiente.

El tercer sello. La ruptura del tercero de los siete sellos causa hambruna (Apocalipsis 6:5-6). El jinete que Juan ve est� montando un caballo negro y “ten�a una balanza en la mano”. Entonces Juan escucha una declaraci�n de que la gente tendr� que trabajar todo el d�a para ganar un poco de comida.

El cuarto sello. El cuarto sello se abre, y John ve un caballo amarillo. “El que lo montaba ten�a por nombre Muerte, y el Hades le segu�a” (Apocalipsis 6:7-8). El resultado de este cuarto sello es que una cuarta parte de la poblaci�n muere con “espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.

El quinto sello. El quinto sello del libro revela a los que ser�n martirizados por su fe en Cristo durante la tribulaci�n (Apocalipsis 6:9-11; cf. Mateo 24:9). Las almas de estos m�rtires son representadas como morando bajo el altar en el cielo. Dios escucha sus clamores de justicia, y a cada uno de ellos le da una t�nica blanca. A los m�rtires se les dice que esperen “hasta que se completara el n�mero de sus consiervos y sus hermanos, que tambi�n hab�an de ser muertos como ellos”. Dios promete vengarlos, pero a�n no hab�a llegado el momento (cf. Romanos 12:19).

El sexto sello. Cuando el Cordero de Dios abre el sexto sello, se produce un terremoto devastador que causa una gran conmoci�n y una terrible devastaci�n, adem�s de los inusuales fen�menos astron�micos: el sol se vuelve negro, y la luna se vuelve roja de sangre, y “el cielo se desvaneci� como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removi� de su lugar” (Apocalipsis 6:12-14). Los supervivientes del sexto sello, independientemente de su posici�n social, se refugian en cuevas y gritan a las monta�as y a las rocas: “Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que est� sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran d�a de su ira ha llegado; �y qui�n podr� sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6:16-17).

Despu�s de abrir el sexto de los siete sellos hay un interludio en el libro del Apocalipsis. Juan describe a los 144.000 jud�os que ser�n protegidos durante la tribulaci�n (Apocalipsis 7:1-8). Luego, en el cielo, ve “una gran multitud, la cual nadie pod�a contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero” (Apocalipsis 7:9). Esta gente viste t�nicas blancas, sostiene ramas de palma y grita:
“La salvaci�n pertenece a nuestro Dios
que est� sentado en el trono,
y al Cordero” (Apocalipsis 7:10).

A Juan se le dice qui�n es esta multitud vestida de blanco: “Estos son los que han salido de la gran tribulaci�n, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14). Se les da la promesa de que
“‘Nunca m�s tendr�n hambre;
nunca m�s tendr�n sed.
El sol no los golpear�.
ni ning�n calor abrasador�.
“Y Dios enjugar� toda l�grima de sus ojos” (Apocalipsis 7:16-17; cf. Isa�as 25:8; 49:10).

El s�ptimo sello. Cuando el Cordero abre el s�ptimo sello, “se hizo silencio en el cielo como por media hora” (Apocalipsis 8:1). Los juicios que conducen al final de la tribulaci�n son ahora visibles en el libro y son tan severos que un solemne silencio cae sobre todo el cielo. El s�ptimo sello obviamente introduce la siguiente serie de juicios, ya que Juan ve inmediatamente siete �ngeles a los que se les entregan siete trompetas listas para sonar (Apocalipsis 8:2). Un octavo �ngel toma un incensario y quema “mucho incienso” en �l, representando las oraciones del pueblo de Dios (Apocalipsis 8:3-4). Luego el �ngel toma el mismo incensario, “lo llen� del fuego del altar, y lo arroj� a la tierra; y hubo truenos, y voces, y rel�mpagos, y un terremoto” (Apocalipsis 8:5).

Cuando los juicios de los siete sellos hayan terminado, la siguiente parte de la tribulaci�n, con los juicios de las siete trompetas, estar� lista para comenzar.

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