Pregunta: “�Por qu� es tan dif�cil amar a los dem�s?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Por qu� es tan dif�cil amar a los dem�s?” Respuesta: Amar a los dem�s a veces puede ser extremadamente dif�cil. Una frase com�n para referirse a aquellas personas que constantemente nos vemos desafiados a amar es “se necesita gracia extra” para ellos. Pero incluso las personas que generalmente nos agradan a veces pueden…

2018 logo BW
topreadz.com/Espanol



Pregunta: “�Por qu� es tan dif�cil amar a los dem�s?”

Respuesta:
Amar a los dem�s a veces puede ser extremadamente dif�cil. Una frase com�n para referirse a aquellas personas que constantemente nos vemos desafiados a amar es “se necesita gracia extra” para ellos. Pero incluso las personas que generalmente nos agradan a veces pueden ser dif�ciles de amar. La raz�n principal por la que nos encontramos con dificultades para amar a los dem�s es el pecado, tanto el nuestro como el de quienes tratamos de amar. Los seres humanos somos criaturas ca�das. Aparte de Dios y de su poder, somos ego�stas, y amarnos a nosotros mismos es mucho m�s natural que amar a los dem�s. Pero el amor no es ego�sta; busca lo mejor para los dem�s (1 Corintios 13:5; Filipenses 2:3). Luchando tanto con nuestro propio ego�smo y las tendencias pecaminosas, y tratar con el ego�smo y las tendencias pecaminosas de otros, pueden hacer del amor una obligaci�n.

Otra raz�n que hace que sea dif�cil para nosotros el amar a otros, es que en ocasiones podemos malinterpretar lo que es el verdadero amor. Tendemos a pensar en el amor principalmente como una respuesta emocional. El problema es que no siempre podemos controlar nuestras emociones. Ciertamente podemos controlar lo que hacemos por causa de las emociones, pero con demasiada frecuencia las mismas emociones simplemente se presentan. Pero la clase de amor al que Dios nos llama a que tengamos por los dem�s es el mismo amor que �l tiene para nosotros. Es el amor �gape, la esencia de lo que es el sacrificio. El amor de Dios por nosotros es un amor sacrificial, el amor que lo envi� a la cruz por nuestros pecados. �l no nos salv� porque �ramos adorables; �l nos salv� porque su amor hizo que se sacrificara por nosotros. �Amamos a los dem�s lo suficiente como para sacrificarnos por ellos, incluso cuando no son dignos de ser� amados? Amar a los dem�s es un asunto de voluntad, no de las emociones.

Dios muri� por nosotros en nuestros peores momentos, en medio de nuestro pecado, cuando �ramos totalmente indignos de ser amados (Romanos 5:8; Juan 15:13). Cuando hacemos sacrificios para amar a alguien, obtenemos una idea de la profundidad del amor de Dios por nosotros, y nosotros tambi�n lo reflejamos en el mundo. Jes�s le dijo a sus disc�pulos: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os am�is unos a otros; como yo os he amado, que tambi�n os am�is unos a otros. En esto conocer�n todos que sois mis disc�pulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35). F�jese que �l no dijo, “Amen a los dem�s si lo sienten”. �l dijo, “Amaos los unos a los otros”. �l orden� una acci�n, no un sentimiento.

Parte de la dificultad de amar a los dem�s es que a menudo tratamos de hacerlo por nuestra propia cuenta, provocando sentimientos de amor, donde no existe ninguno. Esto puede conducir a la hipocres�a y “hacemos” el papel de la persona amorosa, cuando nuestros corazones est�n realmente fr�os hacia los dem�s. Debemos entender que no podemos amar aparte de Dios. Es cuando permanecemos en Jes�s (Juan 15) y el Esp�ritu Santo permanece en nosotros, que somos capaces de dar el fruto del amor (G�latas 5:22-23). Se nos dice que Dios es amor, y que nuestro amor por los dem�s es posible gracias a Dios y es adem�s una respuesta a su amor en nosotros (1 Juan 4:7-12). Puede ser dif�cil para nosotros confiar en Dios y a entregarnos a �l, pero tambi�n permite esta dificultad para que su gloria se pueda ver a�n m�s. Cuando amamos personas que son dif�ciles o elegimos amar incluso cuando no lo sentimos, demostramos nuestra confianza en Dios y permitimos que su poder se muestre en nosotros y a trav�s nuestro.

Amar a los dem�s es dif�cil porque son seres humanos y nosotros tambi�n. Pero en esta dificultad llegamos a apreciar mejor la calidad del amor de Dios por nosotros. Y cuando amamos a los dem�s a pesar de su antipat�a, el Esp�ritu de Dios resplandece, �l es glorificado, otros son edificados, y el mundo ve a Cristo en nosotros.

©

Similar Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.