Pregunta: “�Por qu� es una cuesti�n tan grave el pecado sexual?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Por qu� es una cuesti�n tan grave el pecado sexual?” Respuesta: La cultura moderna ha intentado redefinir la sexualidad como un derecho personal que se puede ejercer de la manera que el individuo desee. El comportamiento sexual se considera una elecci�n personal, al igual que la decisi�n de comprar una casa o alquilar…

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Pregunta: “�Por qu� es una cuesti�n tan grave el pecado sexual?”

Respuesta:
La cultura moderna ha intentado redefinir la sexualidad como un derecho personal que se puede ejercer de la manera que el individuo desee. El comportamiento sexual se considera una elecci�n personal, al igual que la decisi�n de comprar una casa o alquilar un apartamento. Al mismo tiempo, la opini�n popular pr�cticamente ha eliminado la palabra pecado del vocabulario de nuestra cultura. La �nica expresi�n sexual que se considera “mala” es la que la persona que la define considera desagradable. Sin embargo, la aceptaci�n social var�a tanto que incluso el m�s vil de los actos ser�a considerado leg�timo por muchos. Por lo tanto, antes de poder determinar por qu� el pecado sexual es tan importante, tenemos que definir el pecado sexual.

Afortunadamente, el hombre nunca ha tenido el privilegio de definir el pecado. Aquel que cre� la sexualidad tambi�n tiene el derecho de establecer los l�mites de la misma, y la Biblia es clara en cuanto a las directrices. Cuando Dios cre� al primer hombre, Ad�n, y le trajo a la primera mujer, Eva, los uni� en matrimonio y lo declar� “muy bueno” (G�nesis 1:31; 2:18, 24). En ese momento, Dios introdujo la sexualidad y estableci� los l�mites para su expresi�n. Dios cre� una uni�n entre marido y mujer que llam� “una sola carne” (G�nesis 2:24; Mateo 19:6; Marcos 10:8; Efesios 5:31). Luego defini� cualquier actividad sexual fuera de la relaci�n marido-esposa como una violaci�n de Su don. La fornicaci�n, la homosexualidad, la pornograf�a y la lujuria son todas violaciones de la intenci�n de Dios cuando cre� el acto sexual (1 Corintios 6:9,18; G�latas 5:19-20; Judas 1:7; Mateo 5:28; Hebreos 13:4).

Entonces, �por qu� es tan importante la violaci�n de esos l�mites? La primera pista est� en G�nesis 2:24 con las palabras “una sola carne”. Hay un gran poder unificador en la uni�n sexual. Dios la dise�� para involucrar no s�lo a los cuerpos, sino tambi�n a los corazones y a las vidas. El sexo fue dise�ado para consumar la uni�n de por vida entre un hombre y una mujer. Jes�s dijo: “lo que Dios junt�, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6; Marcos 10:9). �l dise�� los cuerpos del hombre y de la mujer de manera diferente para que pudieran unirse en un acto de intimidad f�sica que los une de por vida. “As� que no son ya m�s dos, sino uno” (Marcos 10:8). El acto de convertirse en uno crea una nueva entidad: una familia. Esta poderosa fuerza tambi�n da lugar a una nueva vida (G�nesis 4:25). La raza humana s�lo se puede propagar mediante la uni�n de un hombre y una mujer. Y, dentro del matrimonio, Dios lo bendice (G�nesis 1:28; 9:27; Salmo 17:3). El sexo es un regalo para el marido y la mujer que hace que su relaci�n sea �nica entre todas las dem�s relaciones.

Sin embargo, lo que Dios crea como bueno, Satan�s lo pervierte. Satan�s comenz� su insidiosa profanaci�n en el Jard�n del Ed�n con las palabras “�Conque Dios os ha dicho?” (G�nesis 3:1). Y ese desaf�o a la autoridad de Dios contin�a todav�a. Cuando usamos la sexualidad como entretenimiento o para satisfacer la lujuria, rebajamos la belleza de este poderoso don y desafiamos a Aquel que lo dise��. Tambi�n cosechamos las consecuencias de nuestro pecado. Nuestra desobediencia sexual ha producido un mundo que se tambalea bajo el peso de la enfermedad, el aborto, la perversi�n, el abuso de menores, la adicci�n y la explotaci�n sexual. Dios cre� los l�mites para nuestro bien, para que pudi�ramos disfrutar de Su regalo como fue dise�ado para ser disfrutado.

La electricidad es algo poderoso y �til si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa mal o se abusa de ella, la electricidad puede ser mortal. Lo mismo ocurre con la sexualidad. Si se usa mal, el sexo tambi�n es mortal. Abusar del don de Dios produce problemas como el aborto, la pobreza, la violaci�n, el adulterio, el divorcio y la pornograf�a. El pecado sexual comienza con la tentaci�n, como todo pecado. Cuando nos negamos a reconocer los l�mites de Dios, permitimos que la lujuria determine nuestras decisiones. Y la lujuria nunca conduce en la direcci�n correcta. Santiago 1:13-15 dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni �l tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atra�do y seducido. Entonces la concupiscencia, despu�s que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.

Otra raz�n por la que el pecado sexual es tan importante es que destruye la imagen del pacto inquebrantable que Dios tiene con Su pueblo. La Biblia utiliza el matrimonio como una met�fora para describir la relaci�n de pacto que Jes�s tiene con Su “novia”, aquellos que ha comprado con Su propia sangre (Apocalipsis 19:7; 2 Corintios 11:2). En el Antiguo Testamento, Dios frecuentemente comparaba al rebelde Israel con una esposa rebelde, utilizando el adulterio como imagen del m�s atroz de los pecados (Jerem�as 3:6). Dios cre� el acto sexual para que fuera la consumaci�n de una relaci�n de alianza, una alianza en la que Dios ha participado (Malaqu�as 2:14; Mateo 19:6; Marcos 10:9). El pacto matrimonial ilustra el pacto inquebrantable de Dios con nosotros. Mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio viola la intenci�n de Dios y acarrea graves consecuencias.

El pecado sexual contamina mucho m�s que nuestros cuerpos f�sicos (1 Corintios 6:18). Tiene un significado espiritual. Casi todos los libros de la Biblia rechazan la inmoralidad sexual, indicando que Dios la considera un pecado grave. Cometer un pecado sexual se opone directamente a la voluntad de Dios de santificarnos (1 Tesalonicenses 4:3).

Romanos 13:13-14 esboza la vida que Dios desea que vivamos: “Andemos como de d�a, honestamente; no en glotoner�as y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vest�os del Se�or Jesucristo, y no prove�is para los deseos de la carne”. El pecado sexual es una forma m�s de gratificar la carne en lugar de caminar en el Esp�ritu (G�latas 5:16). Jes�s dijo que los “puros de coraz�n” “ver�n a Dios” (Mateo 5:8). El pecado sexual sin arrepentimiento contamina el coraz�n, haciendo imposible experimentar el poder del Esp�ritu Santo en nuestras vidas. Si deseamos ser puros de coraz�n, no podemos involucrarnos en el pecado sexual.

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