Pregunta: “�Qu� dice el Nuevo Testamento sobre la homosexualidad?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� dice el Nuevo Testamento sobre la homosexualidad?” Respuesta: La Biblia es coherente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento al confirmar que la homosexualidad es pecado (G�nesis 19:1-13; Lev�tico 18:22; 20:13; Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9; Judas 1:7). Al respecto, el Nuevo Testamento refuerza lo que el Antiguo Testamento hab�a…

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Pregunta: “�Qu� dice el Nuevo Testamento sobre la homosexualidad?”

Respuesta:
La Biblia es coherente tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento al confirmar que la homosexualidad es pecado (G�nesis 19:1-13; Lev�tico 18:22; 20:13; Romanos 1:26-27; 1 Corintios 6:9; Judas 1:7). Al respecto, el Nuevo Testamento refuerza lo que el Antiguo Testamento hab�a declarado desde que la Ley fue dada a Mois�s (Lev�tico 20:13). La diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento es que el Nuevo Testamento ofrece esperanza y restauraci�n a aquellos que est�n atrapados en el pecado de la homosexualidad por medio del poder redentor de Jes�s. Es la misma esperanza que se le ofrece a cualquiera que decida aceptarla (Juan 1:12; 3:16-18).

Las normas de santidad de Dios no cambiaron con la venida de Jes�s, porque Dios no cambia (Malaqu�as 3:6; Hebreos 13:8). El Nuevo Testamento es una revelaci�n continua de la interacci�n de Dios con la humanidad. Dios odiaba la idolatr�a en el Antiguo Testamento (Deuteronomio 5:8), y sigue odi�ndola en el Nuevo (1 Juan 5:21). Lo que era inmoral en el Antiguo Testamento sigue siendo inmoral en el Nuevo.

El Nuevo Testamento dice que la homosexualidad es “pasiones vergonzosas” (Romanos 1:26), un “hecho vergonzoso”, un abandono de las “relaciones naturales” (Romanos 1:27), una “maldad” (1 Corintios 6:9), y “inmoralidad y perversi�n sexual” (Judas 1:7). La homosexualidad conlleva una “retribuci�n debida” (Romanos 1:27), “se opone a la sana doctrina” (1 Timoteo 1:10), y figura entre los pecados que excluyen a las personas del reino de Dios (1 Corintios 6:9). A pesar de los intentos de algunos por restar importancia a estos vers�culos, la Biblia no puede ser m�s clara en cuanto a que la homosexualidad es un pecado contra Dios.

La homosexualidad no es la causa de la decadencia de una sociedad, sino que es un s�ntoma de la misma; es el resultado de que las personas se conviertan en las autoridades definitivas. Romanos 1 presenta la descomposici�n natural de una sociedad que ha elegido la idolatr�a y el placer pecaminoso en lugar de la obediencia a Dios. La espiral descendente comienza con la negaci�n de que Dios tiene autoridad absoluta sobre Su creaci�n (Romanos 1:21-23).

El resultado del rechazo de una sociedad al gobierno de Dios en sus vidas, es que Dios los entrega “Dios los entreg� a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre s� sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:24-25). Los vers�culos 26 y 27 dicen: “Por esto Dios los entreg� a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo tambi�n los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en s� mismos la retribuci�n debida a su extrav�o”. La frase “Dios los entreg�” significa que, cuando insistimos en desafiar a Dios, �l finalmente nos permite la perversi�n que exigimos. Y eso es un juicio en s� mismo. El comportamiento homosexual es el resultado de ignorar a Dios y tratar de crear nuestra propia verdad. Cuando desafiamos la clara instrucci�n de Dios, cosechamos el “debido castigo” de nuestra desobediencia (2 Tesalonicenses 1:8-9; Apocalipsis 21:8).

La buena noticia es que la homosexualidad no es el pecado imperdonable. Se puede perdonar, al igual que la avaricia, el robo y el asesinato, cuando nos arrepentimos y acudimos a Jes�s (Hechos 2:38). �l nos da una nueva identidad (1 Pedro 1:14; Colosenses 2:13). Segunda de Corintios 5:17 dice que “si alguno est� en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu� todas son hechas nuevas”. Esas cosas “viejas” incluyen los antiguos pecados que antes nos ten�an cautivos. Cuando antes nos defin�amos por nuestro pecado, nacer de nuevo (Juan 3:3) significa que ahora nos definimos por Jes�s y Su justicia (Colosenses 3:3). Un ladr�n ya no tiene que definirse a s� mismo como un ladr�n. Ha sido limpiado de sus antiguos caminos y hecho nuevo en Cristo. Un asesino -como Saulo antes de convertirse en el ap�stol Pablo- es perdonado y conformado a la imagen de Cristo (G�latas 1:13; 1 Corintios 15:9; Romanos 8:29). Y alguien atrapado en la homosexualidad puede ser liberado para caminar en la pureza cuando �l o ella est� de acuerdo con Dios sobre el pecado y conf�a en Su poder para perdonar y restaurar.

Como se ha observado, 1 Corintios 6:9-10 incluye a los homosexuales en una lista de los que no tendr�n parte en el reino de Dios. Sin embargo, el vers�culo 11 contin�a diciendo: “Y esto erais algunos; mas ya hab�is sido lavados, ya hab�is sido santificados, ya hab�is sido justificados en el nombre del Se�or Jes�s, y por el Esp�ritu de nuestro Dios”. La verdad es que algunos de los santos de la iglesia de Corinto hab�an sido homosexuales. El reino de Dios est� poblado de pecadores. Nadie llega a Dios por m�ritos personales. Todos llegamos de la misma manera: mediante el arrepentimiento, renunciando al pecado por el que muri� Jes�s y aceptando la justicia de Cristo a cambio (2 Corintios 5:21).

El Nuevo Testamento ofrece buenas nuevas para todos los que luchan con la identidad sexual. Jes�s quiere sustituir nuestro estilo de vida pecaminoso por Su propia justicia para que nos parezcamos m�s a �l.

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