Pregunta: “�Qu� dice la Biblia con respecto a la consagraci�n?”

Respuesta:

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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia con respecto a la consagraci�n?”

Respuesta:
En la Biblia, la palabra consagraci�n significa “la separaci�n que uno hace de las cosas impuras, especialmente de cualquier cosa que pueda contaminar nuestra relaci�n con un Dios perfecto”. Consagraci�n tambi�n tiene la connotaci�n de santificaci�n, santidad o pureza.

La importancia de ser consagrados o puros en nuestra relaci�n con Dios se enfatiza en un acontecimiento del libro de Josu�. Despu�s de cuarenta a�os en el desierto, los hijos de Israel estaban a punto de cruzar el r�o Jord�n hacia la tierra prometida. Luego se les dio una orden y una promesa: “Y Josu� dijo al pueblo: Santificaos, porque el Se�or har� ma�ana maravillas entre vosotros'”. (Josu� 3:5).

Al pueblo de Dios se le orden� ba�arse y cambiarse de ropa; los matrimonios deb�an dedicarse por completo al Se�or (1 Corintios 7:1-6). El significado de este mandamiento era que en la antig�edad se consideraba que el agua era un lujo y como tal no se utilizaba para la higiene personal. El ba�o y el cambio de ropa simbolizaban un nuevo comienzo con el Se�or. Lo que se quiere mostrar aqu� es que el pecado es la contaminaci�n (Salmo 51:2, 7), y tenemos que estar limpios antes de poder seguir verdaderamente a Dios.

Al consagrarse, los hijos de Israel tuvieron la seguridad de las promesas de Dios. El Se�or prometi� que har�a cosas incre�bles entre ellos (Josu� 3:5). As� como abri� el Mar Rojo para liberarlos de la esclavitud egipcia, abrir�a el r�o Jord�n y los llevar�a a la tierra prometida. En realidad, esto era s�lo el comienzo de los milagros que Dios realizar�a para ellos durante la conquista de la tierra prometida. Con raz�n el salmista declara: “Oh Dios, santo es tu camino; �qu� dios es grande como nuestro Dios? T� eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder” (Salmo 77:13-14).

Otro buen ejemplo de consagraci�n es el de David cuando confes� su pecado de adulterio. Se ba�� y se cambi� de ropa antes de adorar al Se�or (2 Samuel 12:20). Esta misma imagen se utiliza tambi�n en el Nuevo Testamento (Colosenses 3:5-14; Efesios 4:26-27).

La Biblia dice que los creyentes deben ser un pueblo santo, separado del mundo: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Se�or, y no toqu�is lo inmundo; y yo os recibir�” (2 Corintios 6:17). Estar consagrados es un aspecto fundamental en nuestra relaci�n con Dios y con los dem�s. Pablo nos dice: “As� que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que present�is vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conform�is a este siglo, sino transformaos por medio de la renovaci�n de vuestro entendimiento, para que comprob�is cu�l sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2).

En otras palabras, como verdaderos creyentes en Cristo, la consagraci�n implica que nuestras vidas deben ser un sacrificio vivo para �l; estamos totalmente separados de la contaminaci�n del mundo. Cada d�a, debemos vivir nuestras vidas como un sacerdocio “santo” y “real” para la gloria de Dios, porque ahora somos el pueblo de Dios (1 Pedro 2:9-10).

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