Pregunta: “�Qu� dice la Biblia en relaci�n con la cultura de las selfies?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� dice la Biblia en relaci�n con la cultura de las selfies?” Respuesta: El t�rmino “selfie” hace referencia a una foto que se toma uno mismo, normalmente con un tel�fono con c�mara, y que se publica en una red social. Las selfies incluyen tanto fotos tontas con “cara de pato” como v�deos pornogr�ficos….

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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia en relaci�n con la cultura de las selfies?”

Respuesta:
El t�rmino “selfie” hace referencia a una foto que se toma uno mismo, normalmente con un tel�fono con c�mara, y que se publica en una red social. Las selfies incluyen tanto fotos tontas con “cara de pato” como v�deos pornogr�ficos. Por supuesto, una “cultura del selfie” es aquella en la que la gente se toma muchas selfies. Sin embargo, para el prop�sito de este art�culo, definiremos la cultura del selfie como una obsesi�n generalizada por la autoexpresi�n, la autoestima y la autopromoci�n, que se manifiesta en la proliferaci�n de autorretratos en las redes sociales. La Biblia fue escrita antes de la llegada de los tel�fonos con c�mara, pero la Palabra de Dios sigue teniendo mucho que decir sobre el concepto de uno mismo.

Si bien no hay nada intr�nsecamente malo en tomarse una selfie y compartirla con los dem�s, la cultura de la selfie, como se defini� anteriormente, est� impregnada de narcisismo. La mentalidad selfie parece buscar una osad�a y arrogancia detr�s de la c�mara que nunca se expresar�a en persona: hay subcategor�as de selfies como “selfies con indigentes” y “selfies en funerales”. Al publicar selfies, cualquier persona puede saborear una gota de fama, que puede volverse r�pidamente adictiva. Sin embargo, esta obsesi�n puede afectar a la autoestima y a las verdaderas relaciones cuando el valor personal depende del n�mero de “me gusta”, seguidores, respuestas o comentarios recibidos como respuesta.

Cuando aplicamos los est�ndares b�blicos a la mentalidad com�nmente avanzada en la cultura de las selfies, nos encontramos con un choque inmediato de valores. Jes�s llam� a Juan el Bautista “el mayor en el reino de Dios” (Lucas 7:28). Sin embargo, el enfoque de Juan respecto a la fama personal se resume en su famosa afirmaci�n: “Es necesario que �l crezca, pero que yo meng�e” (Juan 3:30). Jes�s ten�a claro que para ser grande en el reino de Dios hay que hacerse siervo (Mateo 23:11). Su vida fue la ant�tesis de la obsesi�n de la cultura del selfie. Cada vez que la gente intentaba hacer a Jes�s rey, �l se alejaba de ellos y se iba a lugares solitarios a orar (Juan 6:15).

Jes�s tambi�n reprendi� lo que podr�amos llamar una cultura del selfie entre algunos de los que deseaban seguirle. Jes�s dijo: “Si alguno viene a m�, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun tambi�n su propia vida, no puede ser mi disc�pulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de m�, no puede ser mi disc�pulo” (Lucas 14:26-27). En contraposici�n directa a nuestros deseos egoc�ntricos, Jes�s dijo: “Si alguno quiere venir en pos de m�, ni�guese a s� mismo, y tome su cruz, y s�game. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perder�; y todo el que pierda su vida por causa de m�, la hallar�” (Mateo 16:24-25).

Para la iglesia moderna que vive en la cultura del selfie, el Nuevo Testamento ampl�a las palabras de Jes�s, exhort�ndonos a mantenernos firmes en las ense�anzas que recibimos primero. G�latas 5:24 nos recuerda que “los que son de Cristo Jes�s han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Esas “pasiones y deseos” se describen en 1 Juan 2:15-16 como “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida”. La “vanagloria de la vida” define ciertamente el ensimismamiento.

Una cultura de selfies obsesionada con la autoexpresi�n no se cansa de hacerlo. Al igual que la lujuria o la avaricia, la insaciable sed de atenci�n s�lo crece cuando se la complace. Se nos dice que no debemos perseguir la auto gratificaci�n y as� distinguirnos de los que no conocen a Dios (1 Tesalonicenses 4:3-7). Tambi�n se nos indica que no deseemos ser ricos, sino que busquemos la sabidur�a, la piedad y el contentamiento (1 Timoteo 6:6, 9-10; Proverbios 3:13-16).

Los cristianos que viven en la cultura de las selfies deben cuidarse de crear un “cristianismo de selfies”. Despu�s de todo, vivir para Jes�s es diferente a vivir para uno mismo. Las doctrinas b�blicas del pecado, el arrepentimiento y el sacrificio siguen siendo importantes. Y la advertencia de 2 Timoteo 4:3 sigue en pie: “Porque vendr� tiempo cuando no sufrir�n la sana doctrina, sino que teniendo comez�n de o�r, se amontonar�n maestros conforme a sus propias concupiscencias”.

Los gritos de guerra del cristianismo del Nuevo Testamento siempre han sido “�Toma tu cruz y sigue a Jes�s! Sed crucificados con Cristo. Acumulad tesoros en el cielo, no aqu� en la tierra” (Lucas 9:23; G�latas 2:20; Mateo 6:19). Pero los gritos de guerra del cristianismo selfie suenan as�: “�Dios piensa que eres incre�ble! �Sigue tus sue�os! Habla positivamente y Dios bendecir� lo que quieras”. Este pseudo Evangelio se ha integrado en la cultura del selfie.

El Salmo 119:36 dice: “Inclina mi coraz�n a tus testimonios, y no a la avaricia”. El enfoque de la Biblia es Dios, no nosotros. La Biblia es el relato hist�rico del amor ilimitado de Dios que persigue al Hombre inmerecido. Es la historia de la redenci�n, a la que s�lo se accede mediante el arrepentimiento (Mateo 4:17; Hechos 3:19). Dios bendice a Su pueblo (G�nesis 24:1; Salmo 128:1). Se deleita en derramar Su gracia, misericordia y bendici�n sobre los que le temen (Efesios 1:6; Salmo 112:1). Pero cuando vemos a Dios como un mero medio para obtener bendiciones terrenales, hemos comprado un falso evangelio. Cuando se presenta a Jes�s como el billete para conseguir lo que queremos de Dios, se est� predicando “otro Jes�s” (ver 2 Corintios 11:4).

Al tomar nuestras selfies y publicarlas para que otros las vean, debemos tener cuidado de mantener la piedad, la modestia y el decoro. La cultura del selfie tiende a fomentar el amor a uno mismo. Sin embargo, Jes�s dijo que el mayor mandamiento es “amar�s al Se�or tu Dios con todo tu coraz�n, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Cuando amamos a Dios, es natural que obedezcamos. No podemos amar a Dios b�blicamente y seguir encaprichados con nosotros mismos. Cuanto m�s nos acercamos a Dios, m�s vemos la depravaci�n de nuestros propios corazones. La autosatisfacci�n no tiene cabida en el amor de Dios. S�lo podemos servir a un amo (Mateo 6:24). Jes�s no vino a refinar nuestra carne, sino a matarla (Romanos 6:6; G�latas 2:20), y hasta que no estemos dispuestos a crucificar nuestra mentalidad de selfie, no podremos ser Sus verdaderos disc�pulos.

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