Pregunta: “�Qu� le ocurri� a Mar�a? �Por qu� la Biblia no dice lo que le ocurri� a Mar�a?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� le ocurri� a Mar�a? �Por qu� la Biblia no dice lo que le ocurri� a Mar�a?” Respuesta: Mar�a, la madre del Se�or Jesucristo, es una de las mujeres m�s famosas que han existido. Aunque su nombre se reconoce con facilidad, en realidad se sabe poco sobre ella, su educaci�n o su vida…

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Pregunta: “�Qu� le ocurri� a Mar�a? �Por qu� la Biblia no dice lo que le ocurri� a Mar�a?”

Respuesta:
Mar�a, la madre del Se�or Jesucristo, es una de las mujeres m�s famosas que han existido. Aunque su nombre se reconoce con facilidad, en realidad se sabe poco sobre ella, su educaci�n o su vida despu�s de que su Hijo, Jes�s, regresara a Su Padre celestial (Juan 16:28; Hechos 1:9-11). �Qu� le ocurri� a Mar�a despu�s de los relatos evang�licos?

Lo que sabemos con certeza es que Mar�a era una muchacha virgen y soltera cuando Dios envi� al �ngel Gabriel para darle un mensaje (Lucas 1:26-27). Estaba comprometida con un hombre llamado Jos�, pero no hab�an tenido relaciones sexuales (Lucas 1:34; Mateo 1:18, 25). Qued� embarazada siendo virgen por el poder del Esp�ritu Santo, de modo que el Ni�o que llevaba no ten�a padre terrenal (Mateo 1:20; Lucas 1:35). Un �ngel tambi�n visit� a Jos� y le dijo que siguiera adelante y aceptara a Mar�a como esposa, as� que se casaron y Jos� fue conocido como el padre de Jes�s, aunque no lo era (Mateo 1:21-24; 13:55). El resto de la historia de la Navidad, que se encuentra en Lucas 2, nos permite ver a Mar�a cuando da a luz al Salvador (vers�culo 6), recibe la visita de los pastores (vers�culo 16) y finalmente la encuentran los magos de Oriente (Mateo 2:7-12).

Despu�s del nacimiento de Jes�s, tal como les ordenaba la ley jud�a (�xodo 13:2; Lev�tico 12:6-8), Mar�a y Jos� llevaron al ni�o Jes�s al templo para presentarlo al Se�or y ofrecer el sacrificio correspondiente. All� se encontraron con dos profetas que reconocieron inmediatamente al Prometido de Israel. Una anciana, Ana, bendijo al Ni�o, y el anciano Sim�n profetiz� sobre �l, dando a Mar�a una visi�n del dolor que un d�a atravesar�a su coraz�n cuando su Hijo sufriera por los pecados del mundo (Lucas 2:34-35).

Lo siguiente que vemos de Mar�a es en Lucas 2:41-52, cuando Jes�s ten�a doce a�os y asist�a por primera vez a la Pascua en el templo, como era la costumbre jud�a. Jes�s, siendo consciente de Su verdadera identidad, pas� tiempo en el templo con los sacerdotes y maestros, asombr�ndolos con Su sabidur�a. Mar�a y Jos� volvieron a casa sin �l, pensando que estaba con otros en su caravana. Pasaron un d�a de viaje antes de darse cuenta de que no estaba con ellos. Volvieron a Jerusal�n y pasaron otros tres d�as busc�ndole. Cuando lo encontraron, Mar�a expres� la frustraci�n de una madre normal y lo rega�� un poco por haberlos asustado de esa manera (vers�culo 48).

No se vuelve a mencionar a Mar�a hasta que se inicia el ministerio de tres a�os de Jes�s. �l hab�a sido invitado a una boda en la ciudad galilea de Can� (Juan 2:1-10). Cuando el anfitri�n se qued� sin vino, fue Mar�a quien se acerc� a Jes�s y se lo cont�. En ese momento, Jes�s hizo discretamente Su primer milagro, convirtiendo unos 150 galones de agua en vino fino (vers�culos 6-10). Despu�s de la boda, Jes�s se fue con “su madre, sus hermanos y sus disc�pulos; y estuvieron all� no muchos d�as” (vers�culo 12). El hecho de que s�lo se mencione a Mar�a, y no a Jos�, parece indicar que su marido hab�a muerto en alg�n momento durante la etapa de crecimiento de Jes�s.

A pesar de los acontecimientos milagrosos que acompa�aron a Su nacimiento, Mar�a a�n no comprend�a del todo el verdadero prop�sito de su primog�nito. La siguiente menci�n de Mar�a despu�s de las bodas de Can�, en Mateo 12:46-48, relata un incidente en el que ella y los hermanos de Jes�s lo llamaron mientras predicaba. La respuesta de Jes�s cuando le interrumpieron demuestra que �l comprend�a que incluso las personas m�s cercanas a �l no entend�an ni cre�an todav�a en �l como el Mes�as de Israel. En Juan 7:2-5, los hermanos de Jes�s intentaron de nuevo disuadirle de lo que Dios le hab�a enviado a hacer. Esto tambi�n puede indicar que Mar�a segu�a confundida sobre el papel de Jes�s al venir a la tierra.

Volvemos a ver a Mar�a en la crucifixi�n en Juan 19:25-27. Vio c�mo su santo Hijo era torturado y crucificado. Desde la cruz, Jes�s se dirigi� a Su disc�pulo Juan y le pidi� que cuidara a Su madre desde ese momento. Sabemos que Juan recibi� a Mar�a en su propia casa. El hecho de que Jes�s eligiera a Juan para cuidar de Mar�a puede haberse producido porque Jes�s sab�a que Sus propios hermanos a�n no eran creyentes y quer�a que Su madre estuviera con alguien que creyera en �l.

Hechos 1:14 muestra a Mar�a entre los disc�pulos en el aposento alto despu�s de la ascensi�n de Jes�s al cielo. Ella estaba entre los ciento veinte (Hechos 1:15) que fueron bautizados en el Esp�ritu Santo en Jerusal�n el d�a de Pentecost�s (Hechos 2:1-4). Es posible que s�lo despu�s de la resurrecci�n de su Hijo, Mar�a creyera de verdad, al igual que algunos de sus otros hijos (G�latas 1:19). Su presencia en Pentecost�s es la �ltima referencia b�blica que se hace de Mar�a.

Ya que las Escrituras no dicen nada sobre lo que le ocurri� a Mar�a despu�s de Pentecost�s, s�lo tenemos la tradici�n y los relatos para saber qu� fue de ella. Muchos estudiosos especulan que Mar�a vivi� sus a�os en la casa de Juan, o bien en Jerusal�n o en �feso. Algunos han sugerido que, ya que se cree que Juan supervis� muchas de las iglesias de Asia Menor, Mar�a se traslad� a �feso con �l y form� parte de la iglesia de �feso en la que pastoreaba el joven Timoteo (1 Timoteo 1:3), aunque no lo podemos saber con certeza. Lo que s� sabemos es que, aunque Dios eligi� a Mar�a para una misi�n especial, tuvo que recibir la salvaci�n por la fe en su Hijo, al igual que todos nosotros (Romanos 3:23; Efesios 2:8-9; Hechos 4:12). Ahora Mar�a est� en el cielo con todos los santos que han muerto en Cristo, no porque haya dado a luz a Jes�s, sino porque confi� en la sangre que �l derram� como pago por su pecado (1 Tesalonicenses 5:9-10; 2 Timoteo 2:11).

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