Pregunta: “�Qu� podemos aprender de la tribu de Benjam�n?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� podemos aprender de la tribu de Benjam�n?” Respuesta: En el G�nesis 49, el patriarca Jacob, presintiendo su inminente muerte, re�ne a sus hijos junto a su lecho para bendecirlos. Cada hijo se convirti� en el progenitor de una de las doce tribus de Israel. Benjam�n, como el m�s joven, recibe la bendici�n…

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Pregunta: “�Qu� podemos aprender de la tribu de Benjam�n?”

Respuesta:
En el G�nesis 49, el patriarca Jacob, presintiendo su inminente muerte, re�ne a sus hijos junto a su lecho para bendecirlos. Cada hijo se convirti� en el progenitor de una de las doce tribus de Israel. Benjam�n, como el m�s joven, recibe la bendici�n de su padre en �ltimo lugar: “Benjam�n es un lobo voraz; por la ma�ana devorar� la presa, y por la noche repartir� el bot�n” (G�nesis 49:27). La naturaleza guerrera de la peque�a tribu de Benjam�n se hizo bien conocida, como se exhibe en sus espadachines (Jueces 20:15-16; 1 Cr�nicas 8:40, 12:2; 2 Cr�nicas 14:8, 17:17) y en su imp�a defensa de su extrema maldad en Gabaa (Jueces 19-20).

La bendici�n de Benjam�n tiene tres partes. Al compararla con un lobo, su bendici�n tiene dos periodos de tiempo, la ma�ana y la tarde; tiene dos acciones, devorar y dividir; y dos resultados, presa y bot�n. Esto establece un tipo de experiencia de “antes y despu�s” para Benjam�n y su descendencia.

Las Escrituras muestran que al menos cuatro grandes personas proced�an de la tribu de Benjam�n, a pesar de ser la m�s peque�a de las doce tribus (1 Samuel 9:21). Primero, Aod, un gran guerrero que liber� a Israel de Moab (Jueces 3:12-30). Despu�s, Sa�l se convierte en el primer rey de Israel (1 Samuel 9:15-27). En la historia jud�a posterior, cuando muchos jud�os viv�an en Persia, Dios utiliz� a Mardoqueo y Ester, de la tribu de Benjam�n, para librar a los jud�os de la muerte (Ester 2:5-7). Finalmente, en el Nuevo Testamento el ap�stol Pablo afirma que �l tambi�n proced�a de Benjam�n. “Digo, pues: �Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque tambi�n yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjam�n” (Romanos 11:1). Pablo repite esta afirmaci�n en Filipenses 3:4-5.

Sin embargo, la tribu de Benjam�n ten�a su lado oscuro. Su naturaleza guerrera sali� a relucir no s�lo en la defensa de su pa�s, sino tambi�n en la depravaci�n dentro del mismo. En Jueces 19-21, Benjam�n se enfrenta a las otras once tribus de Israel y se produce una guerra civil. Este per�odo ten�a la reputaci�n de que cada uno hac�a lo que era correcto a sus propios ojos (Jueces 21:25). Lo que condujo a la guerra civil fue el horrible abuso y muerte de la concubina de un levita cuyo nombre no se conoce (Jueces 19:10-28). Las once tribus se volvieron contra la tribu de Benjam�n y por poco la aniquilan debido a su negativa a entregar a los culpables (Jueces 20:1-21:25). Finalmente, las tribus restauraron la tribu de Benjam�n, muy mermada por la guerra, y el pa�s se volvi� a reunir.

En la cultura jud�a el d�a comienza al atardecer. Aqu� comienza el “despu�s” para Benjam�n. La profec�a de Benjam�n termina al atardecer, el comienzo de un nuevo d�a, en el que “repartir� el bot�n”. Esto tiene dos aspectos. En primer lugar, a trav�s del ap�stol Pablo, que testifica: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jes�s vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15). La tribu de Benjam�n tuvo en el ap�stol Pablo un ciudadano que sirvi� poderosamente a Dios, como dice de s� mismo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7).

Pero el “reparto del bot�n” de Benjam�n tiene otro cumplimiento a�n futuro. En Apocalipsis 7:8, durante el per�odo de la tribulaci�n, 12.000 hombres de Benjam�n, junto con 12.000 de cada una de las otras tribus de Israel, alcanzar�n a la poblaci�n mundial con el evangelio. El resultado ser� una gran cantidad de personas salvas “la cual nadie pod�a contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apocalipsis 7:9). El segundo reparto del bot�n para Benjam�n se produce en el reino del milenio, cuando tendr�n un lugar en la tierra de Israel, junto con una puerta que lleva su nombre en la ciudad de Jerusal�n (Ezequiel 48:32). Ellos, junto con las otras tribus de Israel, encontrar�n la �ltima divisi�n del bot�n en la Nueva Jerusal�n, ya que cada puerta tiene el nombre de una de las tribus, Benjam�n incluido (Apocalipsis 21:12-13). �Qu� final tan glorioso! �Cu�nta bondad en esto!

Benjam�n tiene grandes verdades que ense�arnos. Primero, Dios no ve como los hombres, porque Dios mira el coraz�n. Dios vio un guerrero dentro de Benjam�n. Por fuera, otros lo vieron como el hijo menor y su tribu como la m�s peque�a. Pero Dios vio algo m�s, a un hombre que devorar�a y dividir�a. La segunda lecci�n para nosotros est� en los dos Sa�l que proven�an de la tribu de Benjam�n. El rey Sa�l, el ep�tome de la naturaleza pecaminosa y su guerra contra Dios, y Sa�l/Pablo cuya naturaleza la cambi� Dios para convertirlo de un fariseo asesino en el ap�stol de la gracia. Pablo es el ejemplo de lo que Dios hace por aquellos que vienen a Cristo con fe.

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