Pregunta: “�Qui�n era Ezequiel en la Biblia?”

Respuesta:

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Pregunta: “�Qui�n era Ezequiel en la Biblia?”

Respuesta:
Ezequiel, cuyo nombre significa “fortalecido por Dios”, creci� en Jerusal�n, donde se form� para ser sacerdote en el templo. Form� parte del segundo grupo de cautivos que fueron llevados a Babilonia junto con el rey Joaqu�n hacia el a�o 597 a.C.. Durante su permanencia en Babilonia, Ezequiel se convirti� en profeta de Dios; es el autor del libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre.

El ministerio de Ezequiel comenz� con la condena y el juicio de la naci�n de Jud�. Despu�s de la destrucci�n de Jerusal�n, las profec�as de Ezequiel hablan de esperanza para el futuro. Ezequiel quer�a ayudar al pueblo para que aprendiera de sus fracasos. Anunci� el juicio inminente sobre las naciones que rodeaban a Jud� y recuper� la esperanza en la restauraci�n de Israel. Su visi�n del valle de los huesos secos (Ezequiel 37) ilustra la nueva vida que vuelve a surgir en la naci�n. Esa profec�a se cumplir� finalmente en el reinado milenario de Cristo en la tierra.

La primera visi�n de Ezequiel fue del trono de Dios y describ�a cuatro criaturas vivientes y ruedas giratorias. Ezequiel tambi�n tuvo visiones detalladas de un nuevo templo (Ezequiel 40-43), una Jerusal�n restaurada (Ezequiel 48:30-35), el milenio (cap�tulo 44) y la tierra en la que residir� el pueblo de Dios (Ezequiel 47:13-23). Israel y Jud� volver�n a recuperar la unidad de los confines de la tierra cuando regrese tambi�n la gloria de Dios y �l habite en medio de Su pueblo. Estas preciosas visiones de Ezequiel se refieren tanto a los planes inmediatos como a los planes a largo plazo de Dios.

Ezequiel transmiti� los mensajes de Dios con un lenguaje directo que todos pod�an entender, independientemente de que escucharan o no (Ezequiel 2:7). Al propio Ezequiel le toc� ser centinela, y Dios le advirti� que, si no advert�a fielmente del castigo por no seguir a Dios, ser�a responsable de la sangre de los que murieran en sus pecados (Ezequiel 33:8-9). No dud� en su misi�n y sigui� firmemente las instrucciones de Dios. Ezequiel ten�a una visi�n apasionada del juicio y la esperanza, y reflejaba el propio dolor de Dios por los pecados del pueblo.

El dolor de Ezequiel se vio agravado por la muerte de su esposa (Ezequiel 24), un acontecimiento por el que Dios le prohibi� llorar. Dios utiliz� la muerte de la esposa de Ezequiel como una se�al para el pueblo de Jud�. As� como el profeta perdi� a su esposa, el pueblo de Jud� perder�a su templo. Y, al igual que Ezequiel no expres� ninguna se�al externa de luto, los jud�os se sentir�an abatidos hasta el punto de enmudecer por el dolor que sent�an.

El profeta Ezequiel experiment� una gran oposici�n a lo largo de su vida, pero expres� firmemente el deseo de Dios de que los malvados no murieran, sino que se convirtieran de sus malos caminos y vivieran. Su enmudecimiento peri�dico durante sus primeros a�os se rompi� cuando Dios le dio el poder de hablar, y su lengua se solt� para pronunciar el pasaje m�s largo de la esperanza constante en la Biblia. El quemar, cortar y esparcir su cabello representaba la ca�da de Jerusal�n y el regreso del remanente de Dios (cap�tulo 5). Las palabras de esperanza culminan en la promesa de la posesi�n eterna de la tierra, un pr�ncipe dav�dico eterno, un pacto eterno y un santuario eterno en Israel (Ezequiel 11:16-21).

Las visiones de Ezequiel se extienden mucho m�s all�, hasta el momento en que Israel se enfrentar� a una invasi�n por parte de una coalici�n de naciones lideradas por un pa�s del norte. Las naciones que amenazan a Israel ser�n totalmente derrotadas por la intervenci�n directa del Se�or (Ezequiel 38-39). Esta futura victoria demuestra dos cosas importantes para los jud�os cautivos: 1) su naci�n ser� restaurada, y 2) despu�s de esa restauraci�n final, ning�n enemigo volver� a invadir exitosamente la Tierra Santa. Ezequiel tambi�n ve la gloria del Se�or regresar al templo en el cap�tulo 43-la misma gloria que hab�a desaparecido en el cap�tulo 10.

Ezequiel ha mostrado a todos los cristianos que debemos ser obedientes al llamado de Dios sobre nuestras vidas. Dios le dijo a Ezequiel que gimiera con un coraz�n quebrantado y una amarga pena por el juicio venidero, y, mediante este dram�tico libro, Ezequiel nos dice lo mismo. El juicio se acerca. Sin duda ocurrir�, declara el Se�or Soberano. Nosotros, como Ezequiel, podemos advertir a los dem�s, y tambi�n podemos compartir con ellos la buena nueva de la salvaci�n en Jesucristo.

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