Pregunta: “�Qui�n era Rahab en la Biblia?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qui�n era Rahab en la Biblia?” Respuesta: En el libro de Josu� encontramos a una de las hero�nas m�s fascinantes y sorprendentes del Antiguo Testamento. Rahab, la prostituta de la ciudad cananea de Jeric�, en �ltima instancia se destaca por su extraordinaria fe y por su lugar en el linaje de Jesucristo. Sin…

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Pregunta: “�Qui�n era Rahab en la Biblia?”

Respuesta:
En el libro de Josu� encontramos a una de las hero�nas m�s fascinantes y sorprendentes del Antiguo Testamento. Rahab, la prostituta de la ciudad cananea de Jeric�, en �ltima instancia se destaca por su extraordinaria fe y por su lugar en el linaje de Jesucristo. Sin embargo, un an�lisis m�s detallado de la vida de esta notable mujer gentil puede llevarnos a comprender mejor el plan de Dios para Su iglesia y la manera como trata a los creyentes con Su gracia y misericordia.

La historia de Rahab se encuentra en Josu� 2-6. Este pasaje describe la conquista de la ciudad fortificada de Jeric� por parte de los israelitas. En su �poca, Jeric� era la ciudad fortificada cananea m�s importante del valle del Jord�n. Era una fortaleza que se encontraba directamente en el camino de los israelitas, que acababan de cruzar el r�o Jord�n (Josu� 3:1-17). Antes de entrar en la tierra al oeste del Jord�n, Josu� envi� a dos esp�as para que inspeccionaran el terreno. El rey de Jeric� se enter� de que dos esp�as israelitas estaban dentro de su ciudad y orden� que se los llevaran. Rahab, la mujer con la que se alojaban los esp�as, los protegi� y los escondi� en su tejado. Ella les cont� que los habitantes de Jeric� estaban temerosos de los israelitas desde que �stos derrotaron a los egipcios gracias al milagro del Mar Rojo (unos 40 a�os antes). Acept� ayudarles a escapar, siempre y cuando ella y su familia fueran perdonados en la pr�xima batalla. Los esp�as aceptaron su petici�n, d�ndole tres condiciones que deb�an cumplirse 1) deb�a distinguir su casa de las dem�s colgando una cuerda escarlata por la ventana para que los israelitas supieran qu� casa deb�an salvar; 2) su familia deb�a estar dentro de la casa durante la batalla; y 3) no deb�a delatar a los esp�as.

Despu�s de escapar a salvo de la ciudad, los dos esp�as regresaron a Josu� e informaron que “toda la tierra se derret�a de miedo”. Los israelitas cruzaron el Jord�n hacia Cana�n donde sitiaron la ciudad de Jeric�. Destruyeron por completo la ciudad y mataron a todos los hombres, mujeres y ni�os que habitaban all�. S�lo Rahab y su familia se salvaron. Finalmente, Rahab se cas� con Salm�n, un israelita de la tribu de Jud�. Su hijo fue Booz, el marido de Rut. Jos�, el padre leg�timo de Jes�s, es su descendiente directo.

Rahab era una joven prostituta cananea y, como tal, no es una candidata apropiada para ser una hero�na de la fe. Jeric� era una de las principales sedes de la adoraci�n de �dolos, especialmente dedicada a Astarot, la diosa de la luna. Aqu� se encontraba todo lo m�s vil y degradante de la religi�n de los cananeos. Muchos comentaristas b�blicos, ansiosos por eliminar el estigma de la designaci�n “ramera” de una persona incluida en la genealog�a de Cristo (Mateo 1:5), han descrito a Rahab como una anfitriona o encargada de una taberna. No obstante, el uso b�blico de la palabra hebrea zanah (Lev�tico 21:7-14; Deuteronomio 23:18; Jueces 11:1; 1 Reyes 3:16) y la autoridad de los ap�stoles (Hebreos 11:31; Santiago 2:25), confirman que el uso de la palabra “ramera” es v�lido.

Es evidente que Rahab era sagaz, inteligente y estaba bien informada. Rahab identific� a los esp�as como lo que eran, los escondi� y tiene lista una historia cre�ble para enga�ar a los oficiales del rey. Rahab no neg� haber hospedado a los hombres. Dijo que salieron al anochecer, momento en que ser�a dif�cil que alguien estuviera seguro de ver algo claramente. Los oficiales no quisieron arriesgarse a parar y registrar la casa de Rahab porque, si lo hac�an, los esp�as podr�an escapar. Finalmente, la prostituta cananea da un excelente consejo a los dos israelitas. Les dice que se escondan en las colinas durante tres d�as antes de intentar cruzar el Jord�n.

Espiritualmente, Rahab no estaba en una circunstancia ideal para llegar a la fe en el �nico Dios verdadero, el Dios de Israel. Era una ciudadana de una ciudad malvada que estaba bajo la condena de Dios. Rahab era parte de una cultura corrupta, depravada y pagana. No hab�a recibido la direcci�n piadosa de Mois�s o Josu�. Sin embargo, Rahab ten�a una ventaja: hab�a escuchado de los muchos hombres con los que estuvo en contacto que los israelitas eran de temer. Oy� las historias sobre su huida de Egipto, el cruce del Mar Rojo, las andanzas por el desierto y su reciente victoria sobre los amorreos. Aprendi� lo suficiente para llegar a la conclusi�n correcta y salvadora: “El Se�or vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (Josu� 2:11). Fue ese cambio de coraz�n, esa fe -acompa�ada de las acciones motivadas por la fe- lo que salv� a Rahab y a su familia.

Con frecuencia se dice que Rahab, adem�s de ser una persona hist�rica real, tambi�n representa una prefiguraci�n o “tipo” simb�lico de la iglesia y de los creyentes gentiles. De hecho, fue la primera conversa gentil que se conoce. Hay muchas formas en las que Rahab representa a la iglesia. En primer lugar, ella era parte de un sistema mundial pagano, una prostituta, que por su conversi�n fue capaz de convertirse en una novia leg�tima. Del mismo modo, Israel fue el primer pueblo elegido por Dios, pero fue apartado temporalmente para que los gentiles pudieran entrar en el reino de Dios, y ahora la iglesia es considerada la esposa de Cristo (Romanos 11; Efesios 5:25-27). En segundo lugar, Rahab, por haber albergado a los esp�as, se salv� gracias a su fe en “Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.” (Hebreos 11:31). Del mismo modo, los cristianos se salvan por la fe en Jesucristo. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8).

En tercer lugar, aunque Rahab y los cristianos se salvan por un acto de gracia mediante la fe, la verdadera fe requiere y se ejemplifica con la acci�n (Santiago 2). Rahab tuvo que poner el cord�n escarlata por la ventana. Los cristianos deben aceptar a Jesucristo como su Salvador y Se�or y luego pasar a vivir de una manera que demuestre que nuestra fe es real. Cuarto, Rahab podr�a haber indicado la ubicaci�n de su casa de cualquier manera. Pero la �nica manera en que pudo salvarse fue siguiendo las indicaciones que le dieron los esp�as israelitas. El mundo nos dice que hay muchos caminos hacia Dios y la salvaci�n, y que todos son igualmente v�lidos. Pero la Biblia nos dice, con respecto a Jesucristo, que “en ning�n otro hay salvaci�n; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). En quinto lugar, la fe de Rahab le permiti� apartarse de su cultura, de su pueblo y de su religi�n y acercarse al Se�or. El compromiso con una verdadera fe en Dios puede hacer necesario establecer prioridades contrarias a las del mundo, tal como se nos exhorta a hacer en Romanos 12:2.

Por �ltimo, cuando venimos a Cristo, nuestro pasado ya no importa. Se hace borr�n y cuenta nueva para todos los que creen y aceptan el sacrificio de Jes�s en la cruz por nosotros. A Rahab ya no se la consideraba una prostituta impura, sino una digna por gracia de formar parte del linaje de nuestro Se�or Jesucristo. As� como ella fue injertada en el linaje de Cristo, nosotros nos convertimos en hijos de Dios y en part�cipes de Su herencia (Romanos 11). En la vida de Rahab encontramos la historia inspiradora de todos los pecadores que han sido salvos por la gracia. En su historia, aprendemos de la asombrosa gracia de Dios que puede salvar incluso a los peores pecadores y llevarlos a una vida abundante en Cristo Jes�s.

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