Pregunta: “Somos padres; �c�mo podemos dejar que nuestros hijos adultos se vayan?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “Somos padres; �c�mo podemos dejar que nuestros hijos adultos se vayan?” Respuesta: Dejar que los hijos adultos se vayan es una lucha para todos los padres, tanto para cristianos como para los no cristianos. Cuando consideramos que hemos invertido casi veinte a�os de nuestras vidas criando, alimentando y cuidando a un hijo, es…

2018 logo BW
topreadz.com/Espanol



Pregunta: “Somos padres; �c�mo podemos dejar que nuestros hijos adultos se vayan?”

Respuesta:
Dejar que los hijos adultos se vayan es una lucha para todos los padres, tanto para cristianos como para los no cristianos. Cuando consideramos que hemos invertido casi veinte a�os de nuestras vidas criando, alimentando y cuidando a un hijo, es f�cil entender que es una tarea dif�cil el abandonar esa funci�n. Para la mayor�a de los padres, la crianza de los hijos consume nuestro tiempo, energ�a, amor y preocupaci�n por dos d�cadas. Entregamos nuestros corazones, mentes y esp�ritus en su bienestar f�sico, emocional, social y espiritual, y puede ser muy dif�cil cuando esa parte de nuestras vidas llega a su fin. Los padres que se encuentran en “el nido vac�o”, a menudo tienen dificultades para encontrar un equilibrio adecuado de amor y preocupaci�n por sus hijos adultos y al mismo tiempo resistir al impulso de continuar controlando.

B�blicamente, sabemos que Dios asume el papel de padre muy en serio. Amonestaciones para ser buenos padres abundan en las escrituras. Los padres deben criar a sus hijos en la “disciplina y amonestaci�n del Se�or”, sin provocarlos ni exasperarlos (Efesios 6:4). Estamos llamados a “instruir al ni�o en su camino” (Proverbios 22:6), d�ndole buenas d�divas (Mateo 7:11), am�ndolo y disciplin�ndolo para su bien (Proverbios 13:24), y proveyendo para sus necesidades (1 Timoteo 5:8). Ir�nicamente, con frecuencia los padres que asumen sus funciones parentales con m�s seriedad y que hacen un gran trabajo, son los que tienen m�s dificultades para dejar ir a sus hijos. Son m�s las madres que los padres las que parecen experimentar dificultad, probablemente debido al fuerte impulso maternal para educar y cuidar a los hijos y por la cantidad de tiempo que pasaron con ellos mientras crec�an.

En el meollo de la dificultad de dejar ir a nuestros hijos, hay una cierta cantidad de miedo. El mundo es un lugar aterrador, y las numerosas historias de cosas terribles que ocurren, aumentan nuestros temores. Cuando nuestros hijos son peque�os, podemos controlar cada momento, controlar su entorno, y resguardar su seguridad. Pero a medida que crecen y maduran, comienzan a moverse en el mundo por su propia cuenta. Ya no estamos en control de todos sus movimientos, de las personas que ven, hacia d�nde van y qu� hacen. Para los padres cristianos, aqu� es donde entra en escena la fe. Quiz�s nada en la tierra prueba tanto nuestra fe, como el momento cuando nuestros hijos comienzan a romper los lazos que los han mantenido junto a nosotros. Dejar que nuestros hijos se vayan no significa simplemente soltarlos en el mundo para que se valgan por s� mismos. Lo que significa es que se los damos a nuestro Padre celestial, quien los ama m�s de lo que nosotros podr�amos amarlos, y quien los gu�a y protege seg�n Su perfecta voluntad. La realidad es que son Sus hijos, le pertenecen a �l y no a nosotros. �l nos los ha prestado por un tiempo y nos ha dado instrucciones sobre c�mo cuidarlos. Pero finalmente, tenemos que devolv�rselos y confiar que �l los amar� y nutrir� sus esp�ritus de la misma manera en que los hemos alimentado f�sicamente. Entre m�s fe tengamos en �l, menos temor vamos a sentir y m�s dispuestos vamos a estar para entregar nuestros hijos a Dios.

Como con muchas otras cosas en la vida cristiana, la capacidad para hacer esto depende de qu� tan bien conozcamos a nuestro Dios y cu�nto tiempo pasamos en Su Palabra. No podemos confiar en alguien que no conocemos, y no podemos conocer a Dios excepto a trav�s de la escritura. Cuando Dios promete no dejarnos ser tentados m�s de lo que podemos resistir (1 Corintios 10:13), �c�mo podemos creer eso a menos que sepamos en nuestros corazones que �l es fiel? Deuteronomio 7:9 dice, “Conoce, pues, que Jehov� tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”. Deuteronomio 32:4 est� de acuerdo: “�l es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en �l; es justo y recto”. Si nosotros le pertenecemos, �l ser� fiel con nosotros y con nuestros hijos, y entre m�s lo conozcamos y confiemos en �l, m�s seremos capaces de poner a nuestros hijos en Sus amorosas manos. La falta de fe en �l y en Sus prop�sitos para nuestros hijos, resultar� en una incapacidad o renuencia a dejar que nuestros hijos se vayan.

Entonces, �cu�l es la funci�n de los padres mientras los hijos se convierten en adultos? Ciertamente, nunca los “dejaremos ir” en el sentido de abandonarlos. Todav�a somos sus padres y siempre lo seremos. Pero aunque ya no los educamos ni protegemos f�sicamente, todav�a estamos preocupados por su bienestar. Si nuestros hijos y nosotros estamos en Cristo, ellos tambi�n son nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Nos relacionamos con ellos como lo hacemos con nuestros dem�s amigos en el Se�or. Lo que es m�s importante, oramos por ellos. Les alentamos en su caminar con Dios, aconsej�ndolos cuando ellos lo solicitan. Ofrecemos ayudar si es necesario y aceptamos su decisi�n de recibirla o rechazarla. Por �ltimo, respetamos su privacidad al igual que lo har�amos con cualquier otro adulto. Cuando los padres finalmente dejar ir a sus hijos adultos, suelen encontrar una relaci�n m�s fuerte, m�s profunda y m�s satisfactoria de lo que alguna vez se hubieran podido imaginar.

©

Similar Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.