Pregunta: “�C�mo puede una persona soltera aliviar la tensi�n sexual de una manera no pecaminosa?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�C�mo puede una persona soltera aliviar la tensi�n sexual de una manera no pecaminosa?” Respuesta: De todos los dones que Dios nos ha concedido, la sexualidad es uno de los m�s dif�ciles de usar sabiamente, junto con el control de la lengua (Santiago 3:2). Sabemos que el impulso sexual es parte de la…

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Pregunta: “�C�mo puede una persona soltera aliviar la tensi�n sexual de una manera no pecaminosa?”

Respuesta:
De todos los dones que Dios nos ha concedido, la sexualidad es uno de los m�s dif�ciles de usar sabiamente, junto con el control de la lengua (Santiago 3:2). Sabemos que el impulso sexual es parte de la forma en que Dios nos hizo, y tambi�n sabemos que Dios ordena que la expresi�n sexual se mantenga dentro del matrimonio. Los solteros deben aprender a lidiar con la tensi�n sexual acumulada de manera que honre a Dios. No podemos deshacernos del impulso sexual, y no debemos tratar de hacerlo, ya que es un regalo de Dios para nosotros. Pero ciertamente debemos aprender a controlar el impulso sexual, usarlo y aliviarlo s�lo dentro de las sabias pautas de Dios para el bien de Su pueblo y la gloria de Su nombre.

En primer lugar, enfatizamos el hecho de que la Biblia no presenta en ninguna parte la sexualidad en s� misma como pecaminosa o sucia. No tenemos ninguna raz�n para sentirnos culpables por nuestros impulsos sexuales. Tales impulsos son normales y est�n planeados por Dios. Dios cre� al hombre y a la mujer, junto con sus capacidades, impulsos y necesidades, con prop�sitos importantes.

En segundo lugar, la Biblia ordena el autocontrol (1 Corintios 9:24-27; 2 Pedro 1:6). Por lo tanto, lo �nico que es malo es el mal uso y el abuso de las capacidades sexuales. En todas las �reas, incluida nuestra sexualidad, debemos ejercer el autocontrol (1 Corintios 9:25).

La masturbaci�n, casi siempre asociada a las fantas�as lujuriosas y a la pornograf�a, no es una forma adecuada de aliviar la tensi�n sexual. Siempre es un acto ego�sta que no muestra ninguna preocupaci�n por los dem�s. Dios le ha dado al var�n un alivio natural de la presi�n sexual. Son los “sue�os h�medos”, sue�os de naturaleza sexual acompa�ados de emisiones seminales, o eyaculaciones. En el caso de las mujeres, los expertos afirman que el alivio moment�neo del estr�s que puede proporcionar la masturbaci�n no merece la pena por el estr�s a largo plazo que crea el h�bito. Por lo tanto, la masturbaci�n no es un medio necesario para aliviar la tensi�n sexual.

Para aquellos que desean ser sexualmente castos, aqu� hay algunas sugerencias pr�cticas sobre c�mo lidiar con el deseo sexual de maneras no pecaminosas:

1. Apreciar la realidad. Aceptar con gratitud tu naturaleza sexual y sus prop�sitos es la clave. En vez de tratar de deshacerte del deseo sexual, ofr�celo a Dios. Agrad�cele lo que significa para tu futuro. No niegues que tienes sentimientos sexuales ni trates de reprimirlos. Por el contrario, con la fortaleza de Dios, atesora tu poder hasta que �l te gu�e en Su tiempo hacia tu pareja de toda la vida. Mientras tanto, redirige tus energ�as sexuales hacia un servicio �til para el Se�or.

2. Cultiva una mentalidad de agradar y honrar a Dios incluso con tu imaginaci�n y autodisciplina. Muchos de los medios de comunicaci�n de hoy en d�a hacen demasiado hincapi� en la sexualidad y promueven la gratificaci�n instant�nea como un ideal, haciendo que el autocontrol sea una virtud muy necesaria. Fortalece tu disciplina permaneciendo cerca de Dios, vestido con su armadura espiritual y confiando en tu Salvador para que luche por ti.

3. Recuerda que el Esp�ritu Santo vive en el esp�ritu del cristiano. Tu cuerpo es el templo de Dios (2 Corintios 6:16). El Esp�ritu dominar� y dirigir� tus deseos cuando lo invites a hacerlo.

4. Deja que Jes�s sea tu ejemplo. �l fue sacrificadamente autodisciplinado (Lucas 9:51; Isa�as 55:4; Mateo 27:11-14). Fue “tentado en todo seg�n nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15), lo cual significa que tuvo que manejar Sus impulsos sexuales para la gloria de Dios. El Se�or dirigi� todas Sus energ�as y Su atenci�n a satisfacer las necesidades m�s profundas de la humanidad perdida. Sirve junto a �l, y deja que �l sirva a trav�s de ti.

5. Cuando crezca un impulso sexual, redirige tus pensamientos y toma medidas para amortiguar la urgencia del deseo. Haz algunos ejercicios, da un paseo, o toma una ducha fr�a: enfriar el cuerpo puede literalmente enfriar los impulsos sexuales.

6. Evita toda forma de estimulaci�n sexual innecesaria. Los hombres deben recordar que su deseo suele ser estimulado por lo que sus ojos ven, as� que es importante evitar cualquier pel�cula, televisi�n u otro medio visual que muestre desnudez o actividad sexual. Las mujeres suelen ser estimuladas por la emoci�n o la relaci�n, pero tambi�n pueden ser impactadas por la vista. Ambos g�neros deben ser implacables con esto: lo que ven, leen y piensan.

7. Sigue el consejo de Jes�s y no mires a ninguna persona de manera lujuriosa (Mateo 5:28). Sigue el ejemplo de Job: “Hice pacto con mis ojos; �C�mo, pues, hab�a yo de mirar a una virgen?” (Job 31:1). Entrena tu mente, tus pensamientos, tu imaginaci�n y tus ojos para que sean castos mientras consideras c�mo Dios podr�a usarte productivamente en la vida de cada persona.

8. Cuando te despiertes por la ma�ana, lev�ntate. Acostarse en la cama abre la puerta a la excitaci�n sexual, aumentando el deseo.

9. Trabaja vigorosamente. Trabaja con todas tus fuerzas y por la noche te ser� m�s f�cil conciliar el sue�o r�pidamente.

10. Controla tu mente. Filipenses 4:8 te da una lista de cosas con las que debes llenar tu mente.

11. Convierte la energ�a sexual en un servicio significativo y satisfactorio para los dem�s en nombre de Cristo. O encam�nala hacia proyectos y actividades emocionantes y desafiantes que ocupen plenamente tu mente.

12. Prep�rate para las responsabilidades del matrimonio y la familia. Mant�n tu atenci�n en los beneficios a largo plazo de la pureza sexual.

13. Utiliza tu imaginaci�n y tu memoria para evocar im�genes f�sicas, sonidos, olores, sentimientos y sabores que hayas experimentado y en los que no haya verg�enza. Haz que tu mente trabaje de la manera que elijas.

14. Cuando se intensifique el impulso sexual, cambia de entorno. Pide a un amigo que te acompa�e a charlar, a caminar, a correr, a ir de compras o a hacer algo activo y agradable.

15. Desarrolla o cultiva un pasatiempo que requiera el uso activo de tus manos.

16. Toma nota de lo que desencadena tus impulsos sexuales y ev�talo. Haz lo que puedas para cambiar la situaci�n asociada al deseo. Si los pensamientos err�neos siguen a una determinada actividad, deja de realizarla.

17. Habla con Dios sobre c�mo te sientes. Comparte cada situaci�n con el Se�or Jes�s.

18. Si pecas, confi�salo inmediatamente a Cristo y recibe Su perd�n (1 Juan 1:9). No dejes que la verg�enza te controle. Agradece a Dios que Cristo ya muri� por todos los pecados, que el amor de Dios es incondicional y que Su misericordia es nueva cada ma�ana. Pide a Dios la victoria. En Efesios 6:10-18, 1 Pedro 5:8 y Santiago 4:7-8, Dios te da los medios para vencer los ataques de Satan�s.

19. Cultiva relaciones estrechas y honestas y rinde cuentas con otros cristianos conscientes del mismo g�nero que t�. P�deles que oren por ti y que est�n disponibles cuando los necesites.

20. Reconoce tus luchas con alguien en quien puedas confiar, como tu pastor. No eres la primera persona que ha luchado por aprender a manejar su naturaleza sexual. Ocultar, fingir y actuar hip�critamente no te ayudar�; destruir� tu car�cter. Si tienes un desliz, tu confidente puede apoyarte con la oraci�n, la exhortaci�n y la gu�a para animarte.

21. Comprende que esforzarse por el autocontrol puede no ser f�cil ni r�pido. Revestirse de cualquier virtud -castidad, honestidad, generosidad o lo que sea- requiere pr�ctica y compromiso. Pablo describi� la autodisciplina de esta manera: “As� que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:26-27).

22. Utiliza la m�sica para cambiar los pensamientos de tu mente. Cuando sientas antojos sexuales, escucha alguna m�sica con letras enfocadas en Dios y que honren a Cristo.

23. Toma un d�a a la vez, dependiendo de la gracia de Dios y manteniendo tus ojos en Jes�s, el autor y consumador de tu fe (Hebreos 12:2).

24. Y, por supuesto, no es malo casarse. Pablo, hablando de los solteros, escribe: “pero si no tienen don de continencia, c�sense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (1 Corintios 7:9). Al mismo tiempo, apresurarse a casarse para poder tener relaciones sexuales no es una decisi�n sabia, y revela una actitud equivocada sobre de qu� se supone que se trata el matrimonio.

Dios nos dise�� para tener relaciones reales, no para satisfacer la lujuria de la carne. El prop�sito principal del impulso sexual es conducirnos hacia nuestros c�nyuges, no para gratificarnos a nosotros mismos. Las formas pecaminosas de aliviar la tensi�n sexual nunca pueden liberar a nadie de la lujuria; m�s bien, s�lo refuerzan el deseo de actuar seg�n esa lujuria. El comportamiento pecaminoso no puede aliviar el anhelo de intimidad real, sino que s�lo aumenta la presi�n.

La verdadera satisfacci�n sexual se encuentra en la satisfacci�n del otro. El uso adecuado del poder sexual consiste en amar al otro, no a uno mismo. Por la gracia de Dios y el poder del Esp�ritu Santo, podemos aprender a posponer la satisfacci�n sexual hasta que podamos disfrutar de la plena realidad que Dios dise�� para las relaciones sexuales dentro del matrimonio.

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