Pregunta: “�C�mo puedo saber si estoy escuchando a Dios, a Satan�s o a mis propios pensamientos?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�C�mo puedo saber si estoy escuchando a Dios, a Satan�s o a mis propios pensamientos?” Respuesta: La vida est� llena de decisiones que en la Biblia no tienen indicaciones absolutas, ni espec�ficas, ni de c�mo hacerlo. �Cu�ntas horas al d�a deben pasar mis hijos en las pantallas? �Est� bien jugar a ciertos videojuegos?…

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Pregunta: “�C�mo puedo saber si estoy escuchando a Dios, a Satan�s o a mis propios pensamientos?”

Respuesta:
La vida est� llena de decisiones que en la Biblia no tienen indicaciones absolutas, ni espec�ficas, ni de c�mo hacerlo. �Cu�ntas horas al d�a deben pasar mis hijos en las pantallas? �Est� bien jugar a ciertos videojuegos? �Puedo salir con un compa�ero de trabajo? �Est� bien que no vaya al trabajo porque me qued� despierto hasta muy tarde la noche anterior? Todos tenemos nociones sobre la verdad, pero �c�mo sabemos con seguridad que esas ideas vienen de Dios? �Estoy escuchando a Dios? �O s�lo me escucho a m� mismo? Peor a�n, �estoy escuchando las tentaciones de Satan�s disfrazadas de la gu�a del Esp�ritu Santo? A veces es dif�cil distinguir nuestras propias ideas de la gu�a de Dios. �Y qu� pasa si nuestros impulsos vienen en realidad del enemigo de nuestras almas y no de Dios? �C�mo podemos “llevar cautivo todo pensamiento” (2 Corintios 10:5) cuando no estamos seguros de d�nde vienen los pensamientos?

Lo m�s com�n es que Dios se comunique a trav�s de la Biblia, su Palabra inspirada, preservada para nosotros a trav�s de los siglos. Es a trav�s de la Palabra que somos santificados (Juan 17:17), y la Palabra es la luz para nuestro camino (Salmo 119:105). Dios tambi�n puede guiarnos a trav�s de las circunstancias (2 Corintios 2:12), la gu�a del Esp�ritu (G�latas 5:16), y los mentores piadosos que nos brindan un consejo sabio (Proverbios 12:15). Si Dios quiere hablarnos, nada puede detenerlo. A continuaci�n, algunas formas de discernir la fuente de nuestros pensamientos:

Orar

Si estamos confundidos sobre si estamos o no escuchando a Dios, es bueno orar por sabidur�a (Santiago 1:5). (�Es bueno orar por sabidur�a incluso cuando no pensamos que estamos confundidos!) Debemos pedirle a Dios que nos d� a conocer claramente Su voluntad. Cuando oramos, debemos creer “no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (Santiago 1:6). Si no tenemos fe, no debemos esperar “recibir� cosa alguna del Se�or” (Santiago 1:7).

Habla con Dios en oraci�n y espera ansiosamente Su respuesta. Sin embargo, ten en cuenta que Dios no nos da todo lo que deseamos, y a veces Su respuesta es “No”. �l sabe lo que necesitamos en cada momento, y nos mostrar� lo que es mejor. Si Dios dice “No”, entonces podemos agradecerle por la claridad de Su direcci�n y seguir adelante.

Estudiar la Palabra

A la Biblia se le llama “Palabra de Dios” por una raz�n: es la forma principal en que Dios nos habla. Tambi�n es la forma en que aprendemos sobre el car�cter de Dios y la forma en que se relaciona con las personas a lo largo de la historia. Toda la Escritura es “inspirada por Dios” y es la gu�a para una vida justa (2 Timoteo 3:16-17). Mientras hablamos con Dios en oraci�n, �l nos habla a trav�s de Su Palabra. Al leer, debemos considerar que las palabras de la Biblia son las mismas palabras de Dios.

Cualquier pensamiento, deseo, inclinaci�n o necesidad que tengamos debe ser llevado a la Palabra de Dios para su comparaci�n y aprobaci�n. Dejemos que la Biblia sea el juez de cada pensamiento. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y m�s cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el esp�ritu, las coyunturas y los tu�tanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del coraz�n” (Hebreos 4:12). Por muy urgente que sea el deseo, si va en contra de lo que dice la Escritura, entonces no es de Dios y se debe rechazar.

Seguir la gu�a del Esp�ritu Santo

El Esp�ritu Santo es Dios, un ser divino con mente, emociones y voluntad. Siempre est� con nosotros (Salmo 139:7-8). Entre Sus prop�sitos est�n interceder por nosotros (Romanos 8:26-27) y dar dones para el beneficio de la iglesia (1 Corintios 12:7-11).

El Esp�ritu Santo quiere llenarnos (Efesios 5:18) y producir en nosotros Su fruto (G�latas 5:22-25). Independientemente de las decisiones que tomemos d�a a d�a, no podemos equivocarnos cuando demostramos amor, alegr�a, gozo, etc., para la gloria de Dios. Cuando un pensamiento cualquiera nos viene a la cabeza, debemos aprender a “probar los esp�ritus” (1 Juan 4:1). �Acaso si seguimos esta inclinaci�n nos conducir� a una mayor semejanza con Cristo? �Mantener este pensamiento producir� m�s del fruto del Esp�ritu en m�? El Esp�ritu Santo nunca nos llevar� a satisfacer los deseos pecaminosos de la carne (G�latas 5:16); siempre nos guiar� hacia la santificaci�n (1 Pedro 1:2). La vida en la tierra es una batalla espiritual. El enemigo est� ansioso por ofrecernos distracciones que nos distraigan de la voluntad de Dios (1 Pedro 5:8). Debemos estar atentos para asegurarnos de que lo que escuchamos es algo m�s que un sentimiento, y que realmente proviene de Dios mismo.

Recuerda que Dios quiere mostrarnos el camino correcto que debemos tomar. �l no est� empe�ado en ocultar Su voluntad a los que le buscan.

Aqu� hay algunas preguntas que podemos hacer para examinar si estamos escuchando a Dios o no: �Son los pensamientos confusos o imprecisos? Dios no es el autor de la confusi�n; �l es el que trae la paz (1 Corintios 14:33). �Los pensamientos van en contra de la Palabra de Dios? Dios no se contradice. �Seguir estos pensamientos nos llevar� a pecar? Los que “se mantienen en el Esp�ritu” han “crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (G�latas 5:24-25).

Adem�s, es bueno buscar el consejo de un amigo cristiano, un familiar o un pastor (Proverbios 15:22). Nuestros pastores est�n ah� para ayudarnos a pastorear: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta” (Hebreos 13:17).

Dios no quiere que fallemos. Cuanto m�s escuchemos a Dios, mejor sabremos distinguir Su voz de los dem�s ruidos en nuestra cabeza. Jes�s, el Buen Pastor, nos da Su promesa: “va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz” (Juan 10:4). Otros pueden hablar, “pero las ovejas no les escuchan” (vers�culo 8). Cuanto mejor conozcamos a nuestro Pastor, menos tendremos que preocuparnos por hacer caso a la voz equivocada.

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