Pregunta: “�Cu�l es la defensa del libre albedr�o de Plantinga, y c�mo aborda el problema del mal?”

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topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Cu�l es la defensa del libre albedr�o de Plantinga, y c�mo aborda el problema del mal?” Respuesta: Alvin Plantinga, nacido en 1932, es fil�sofo y ha sido profesor tanto en la Universidad de Calvino como en la Universidad de Notre Dame. A �l se le atribuye la formulaci�n de la respuesta m�s robusta…

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Pregunta: “�Cu�l es la defensa del libre albedr�o de Plantinga, y c�mo aborda el problema del mal?”

Respuesta:
Alvin Plantinga, nacido en 1932, es fil�sofo y ha sido profesor tanto en la Universidad de Calvino como en la Universidad de Notre Dame. A �l se le atribuye la formulaci�n de la respuesta m�s robusta y respetada al “problema l�gico del mal”. Esta respuesta se conoce como la defensa del libre albedr�o. El problema l�gico del mal afirma que la existencia del mal es absolutamente incompatible con la existencia de Dios. Para derrotar tal ataque, s�lo es necesario demostrar que es l�gicamente posible que el mal exista, incluso si Dios existe. Como lo reconoce la gran mayor�a de los estudiosos, ya sean te�stas o no, la defensa del libre albedr�o de Plantinga logra este objetivo. Aunque esto no elimina todas las formas del problema del mal, la defensa de Plantinga cambia dr�sticamente sus posibilidades.

El problema l�gico del mal afirma que, dada la existencia de un Dios todopoderoso y amoroso, la existencia del mal es imposible. Dicho de otra manera, esta es quiz�s la t�cnica m�s utilizada en los intentos de “probar” que Dios no existe.

La defensa de libre albedr�o de Plantinga argumenta que este ataque es l�gicamente incompleto y por lo tanto fracasa. No hay una raz�n l�gica – no hay una definici�n absoluta e inherente – que exija que Dios no pueda “permitir” el mal. Para que su cr�tica sea v�lida, el que afirma que Dios no puede ser todo poderoso y que todo el bien y el mal existen, tiene que asumir algo sobre Dios m�s all� de esa afirmaci�n. Hay una premisa oculta – una suposici�n – que no se afirma: la suposici�n de que no hay absolutamente ninguna raz�n para que un Dios todopoderoso y bueno permita el mal. Sin embargo, esa suposici�n puede o no ser razonable. Adem�s, puede no coincidir con la naturaleza de Dios como la describen los que creen en �l.

Espec�ficamente, Plantinga argumenta que el libre albedr�o proporciona una raz�n l�gicamente posible para que un Dios todopoderoso, omnisciente y omnipotente permita la existencia del mal moral. La omnipotencia de Dios no implica una contradicci�n l�gica, como hacer un c�rculo cuadrado. De acuerdo a Plantinga, una persona falible que es moralmente incapaz de pecar es un ser sin libre albedr�o. Por lo tanto, es razonable decir que Dios puede hacer del pecado algo imposible, o puede hacer a los hombres libres, pero no ambas cosas. La defensa del libre albedr�o sugiere la posibilidad de que, para Dios, la capacidad de la humanidad para tomar decisiones morales es una alta prioridad – y un imperativo moral mucho m�s importante – que un universo completamente libre de maldad.

En otras palabras, el deseo del Creador de dar a la humanidad un libre albedr�o sugiere la posibilidad l�gica de que el mal exista en un mundo creado por un Dios todopoderoso y omnipotente.

El hecho de que la posibilidad declarada de Plantinga sea o no cierta es irrelevante para su valor como defensa. El problema l�gico del mal hace una afirmaci�n basada en la l�gica; la defensa del libre albedr�o demuestra que fracasa, basada en la l�gica. Una persona no est� obligada a aceptar ninguno de los puntos de vista de Plantinga para reconocer que – l�gicamente – su defensa logra derrotar esa versi�n particular del problema del mal.

Es importante se�alar que la defensa de Plantinga sobre el libre albedr�o es s�lo eso: una “defensa”. Como tal, no sirve para justificar ninguna acci�n particular de Dios. Una defensa simplemente difunde un ataque, haci�ndolo impotente. La defensa del libre albedr�o no prueba que Dios existe, pero s� prueba en t�rminos muy claros que no hay una contradicci�n l�gica entre un Dios muy bueno y todopoderoso y la presencia del mal moral. Los fil�sofos, incluso los ateos, lo han reconocido abiertamente.

La defensa del libre albedr�o de Plantinga se ha conocido desde que public� por primera vez una versi�n de ella en 1977. Esto no ha impedido que un gran n�mero de personas utilicen el problema l�gico del mal como un ataque a Dios. Se puede decir que el problema l�gico del mal sigue existiendo de la misma manera – y por las mismas razones – en que todav�a hay un debate sobre si la tierra es plana o no. S�lo aquellos que carecen de perspectiva e informaci�n intentan afirmar que Dios y el mal son l�gicamente incompatibles.

Dicho esto, el problema del mal implica algo m�s que posibilidades absolutas. Algunos cr�ticos de Dios plantean la afirmaci�n m�s matizada de que la existencia de Dios es improbable (m�s que imposible), dada la presencia del mal. Esta, por supuesto, es una objeci�n mucho menos contundente. Tambi�n es algo que la defensa del libre albedr�o de Plantinga no pretende contrarrestar. Una mayor comprensi�n de c�mo la Escritura responde al problema del mal, debe abordar el tema desde esa perspectiva; asimismo, las afirmaciones de que el mal y Dios son incompatibles requieren algo m�s que una mera afirmaci�n.

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