Pregunta: “�Estaremos desnudos en el cielo?”
Respuesta:
topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Estaremos desnudos en el cielo?” Respuesta: Puesto que Ad�n y Eva estaban desnudos en el Jard�n del Ed�n antes de la Ca�da (G�nesis 3), y ya que no habr� maldici�n en la Tierra Nueva (Apocalipsis 22:3), algunos especulan que, en la eternidad, tambi�n estaremos desnudos. Aunque no habr�a nada de malo en que…
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Pregunta: “�Estaremos desnudos en el cielo?”
Respuesta:
Puesto que Ad�n y Eva estaban desnudos en el Jard�n del Ed�n antes de la Ca�da (G�nesis 3), y ya que no habr� maldici�n en la Tierra Nueva (Apocalipsis 22:3), algunos especulan que, en la eternidad, tambi�n estaremos desnudos. Aunque no habr�a nada de malo en que los creyentes glorificados en el cielo estuvieran desnudos (all� no habr� lujuria), no parece que los creyentes vayan a pasar la eternidad desnudos.
En la Biblia se describe a los seres angelicales y a los que han sido redimidos como portadores de alg�n tipo de vestimenta. En la visi�n de Daniel, el mensajero (ya sea que se tratara de un ser angelical o de una aparici�n pre encarnada de Cristo) estaba vestido de lino con un cintur�n de oro fino alrededor de la cintura. Del mismo modo, el �ngel que custodiaba la tumba de Jes�s se describe como que llevaba ropas: “Su aspecto era como un rel�mpago, y su vestido blanco como la nieve” (Mateo 28:3).
En Apocalipsis 4:4, los veinticuatro ancianos que rodean el trono de Dios llevan ropas blancas y coronas de oro. Apocalipsis 3:5 nos dice que los que pertenecen a Cristo estar�n “vestidos de vestiduras blancas”. En las representaciones b�blicas de los residentes del cielo, con frecuencia se menciona la ropa. Nunca hay un indicio de que alguien all� est� sin ropa.
En el cielo, no estaremos desnudos como lo estaban Ad�n y Eva antes de pecar. Su desnudez indicaba su inocencia y ausencia de pecado. Nosotros nunca hemos estado en un estado sin pecado, as� que, cuando lleguemos al cielo, estaremos cubiertos por la “ropa” provista por el sacrificio de Cristo (Apocalipsis 3:18).
