Pregunta: “�Cu�l es el momento de la muerte seg�n la Biblia?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Cu�l es el momento de la muerte seg�n la Biblia?” Respuesta: La Biblia dice que la muerte es irreversible sin un milagro divino (Hebreos 9:27; 1 Corintios 15:22). Lo que no dice, expl�citamente, es en qu� momento la muerte se convierte en “oficial”. Los avances m�dicos han proporcionado medios para resucitar a quienes…

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Pregunta: “�Cu�l es el momento de la muerte seg�n la Biblia?”

Respuesta:
La Biblia dice que la muerte es irreversible sin un milagro divino (Hebreos 9:27; 1 Corintios 15:22). Lo que no dice, expl�citamente, es en qu� momento la muerte se convierte en “oficial”. Los avances m�dicos han proporcionado medios para resucitar a quienes antes no ten�an esperanza. Eso ha llevado a plantearse la pregunta de d�nde, exactamente, se traza la l�nea entre estar “vivo” y estar “muerto”. Incluso surge el debate de si el cuerpo de una persona puede estar m�dicamente vivo, mientras el alma y el esp�ritu han partido definitivamente. Tales circunstancias son raras pero desconcertantes. Aunque las Escrituras nos orientan, no podemos encontrar indicadores absolutos claros como para declarar que una persona est� “realmente” muerta.

Desde una perspectiva b�blica, la muerte “real” ocurre cuando el alma y el esp�ritu abandonan el cuerpo f�sico. Obviamente, no es un acontecimiento que se puede observar con los ojos o medir con equipos m�dicos. M�s bien, un enfoque b�blico ser�a comparar los signos f�sicos con las funciones del alma y el esp�ritu. Cuando una persona parece perder irreversiblemente esas funciones, lo m�s razonable es creer que est� en verdad muerta.

Hay muchos ejemplos de personas en coma o en estado vegetativo continuo que se recuperaron, e incluso en el coma a veces mostraron signos de conciencia. B�blicamente hablando, tales personas nunca estuvieron “realmente muertas”. Espiritualmente, se encontraban en una condici�n similar a la de alguien que duerme: el alma est� presente pero no es consciente de su entorno. Por otra parte, los que han sido diagnosticados con “muerte cerebral” parecen estar biol�gicamente vivos, con c�lulas que siguen funcionando, pero su cerebro ya no tiene actividad, y carecen de toda conciencia del esp�ritu; por lo tanto, lo m�s probable es que carezcan de alma o esp�ritu.

La comunidad m�dica considera que la muerte es un proceso, y no un momento �nico. Las medidas utilizadas para diagnosticar la muerte han variado a lo largo de la historia. Durante muchos siglos, se consideraba que la respiraci�n era la prueba de fuego de la vida. Las personas que aparentemente no respiraban eran declaradas muertas. A medida que los equipos m�dicos mejoraron, esa norma fue sustituida por los latidos del coraz�n. Hoy en d�a, es posible medir la respiraci�n, los latidos del coraz�n y la actividad cerebral en una escala imperceptible a simple vista. Como resultado, los profesionales m�dicos distinguen hoy en d�a entre “muerte cl�nica”, “muerte biol�gica” e incluso “muerte legal”, dependiendo del tema de conversaci�n.

Podemos estar seguros de que la muerte, cuando se produce realmente, la medicina o la tecnolog�a no pueden deshacerla. Cuando una persona ha “muerto de verdad”, su alma y su esp�ritu se han separado completamente del cuerpo. Esa separaci�n s�lo puede ser deshecha por la intervenci�n directa de Dios en un verdadero milagro. Por lo tanto, cuando la gente dice que ha sido “tra�da de vuelta” de la muerte en una ambulancia o que ha estado “muerta por diez minutos”, est�n usando t�rminos b�blicamente inexactos. En esos casos, esas personas estuvieron muy cerca de la muerte, pero no estaban muertos realmente.

Hace tiempo que la humanidad reconoce la complejidad de reconocer el momento en que se produce la muerte f�sica. Para el observador casual, es posible que una persona parezca muerta pero que en realidad est� viva. Este conocimiento se refleja en las profec�as y los milagros de la Biblia. Por ejemplo, Jes�s retras� deliberadamente la resurrecci�n de L�zaro hasta el cuarto d�a despu�s de su muerte (Juan 11:17). Este retraso imped�a cualquier posible afirmaci�n de que se trataba de un truco o de que L�zaro estaba simplemente en coma o dormido. De hecho, para cuando Jes�s lleg�, la familia de L�zaro estaba preocupada por el olor a descomposici�n (Juan 11:39).

Asimismo, Jes�s profetiz� que estar�a en su tumba durante “tres d�as y tres noches”, ya que �se era el per�odo de espera habitual tras el cual la muerte se consideraba oficial (Mateo 12:40). No es que fuera absolutamente necesario: Jes�s fue asesinado por verdugos profesionales (Juan 19:13-18), apu�alado en el coraz�n (Juan 19:33-34) y enterrado en una tumba custodiada (Mateo 27:62-66). El plazo de tres d�as, en el caso de Jes�s, fue m�s por razones prof�ticas que por razones de “prueba”.

En los casos de Jes�s y L�zaro, y de la mayor�a de las personas de la historia, no es necesario definir el momento exacto de la muerte: ellos estaban indudablemente muertos. Los debates sobre cu�ndo ocurre exactamente la muerte implican una zona “gris” muy sutil y no se aplican a la mayor parte de la experiencia humana. Los casos m�s controvertidos son aquellos en los que el cuerpo de una persona muestra signos biol�gicos de vida, pero existen dudas sobre la funci�n cerebral. Los comas, los estados vegetativos y la “muerte cerebral” invaden este territorio.

En la mayor�a de los casos, las personas en coma y en estado vegetativo se consideran “vivas”, aunque con una conciencia limitada. Permitir que una persona as� muera retirando el soporte vital o reteniendo los cuidados, causar�a probablemente la separaci�n del alma y el esp�ritu del cuerpo; es decir, causar�a la “verdadera” muerte. En cambio, un cuerpo con muerte cerebral ser�a un cuerpo en el que el alma y el esp�ritu ya se han separado. Retirar el soporte mec�nico de un cuerpo diagnosticado con muerte cerebral no parecer�a causar la muerte, en el sentido b�blico, puesto que esa l�nea ya se ha cruzado.

Por esta raz�n, la mayor�a de los cristianos se oponen a acabar con la vida de una persona en coma o en estado vegetativo. En los casos de muerte cerebral, o cuando la vida s�lo es posible con medidas extremas, los cristianos suelen estar divididos con respecto a la moralidad de permitir que una persona muera de forma natural. Los testamentos vitales se crearon espec�ficamente para abordar estos problemas. Obviamente, este es un tema abierto a considerables diferencias de opini�n. Cuando se discute o se decide sobre este tema, los cristianos deben dar prioridad a la santidad de la vida y, al mismo tiempo, ser comprensivos y perdonar a los dem�s.

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