Pregunta: “�Por qu� la vida es tan dif�cil?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Por qu� la vida es tan dif�cil?” Respuesta: La vida es dif�cil. Es m�s dif�cil para unos que para otros, pero todos debemos aceptar que somos personas imperfectas en un mundo imperfecto. Los accidentes, los desastres, la enfermedad, el dolor en el coraz�n, la p�rdida, las formas en que el coraz�n humano puede…

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Pregunta: “�Por qu� la vida es tan dif�cil?”

Respuesta:
La vida es dif�cil. Es m�s dif�cil para unos que para otros, pero todos debemos aceptar que somos personas imperfectas en un mundo imperfecto. Los accidentes, los desastres, la enfermedad, el dolor en el coraz�n, la p�rdida, las formas en que el coraz�n humano puede sufrir son infinitas. Incluso Jes�s estuvo de acuerdo en que la vida es dif�cil, pero no se detuvo ah�. Dijo: “En el mundo tendr�is aflicci�n; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

No era el plan que la vida fuera dif�cil. Cuando Dios cre� el mundo y puso al primer hombre y a la primera mujer en �l, la vida era perfecta (G�nesis 1-2). Los cuerpos eran perfectos. La temperatura era perfecta. La relaci�n de la primera pareja era perfecta, y ten�an todo lo que necesitaban o quer�an. Hasta ten�an la presencia de Dios con ellos. Viv�an en el para�so.

Entra el pecado (G�nesis 3). Cuando Ad�n y Eva eligieron su propio camino en lugar del de Dios, todo cambi�. La perfecci�n se arruin� y la vida se volvi� dif�cil. Como resultado de la desobediencia de la humanidad, Dios maldijo el mundo perfecto que hab�a hecho para que estuviera en contra del hombre y la mujer. Los cardos brotaron donde hab�a camas de flores. La comida ya no estaba disponible dondequiera que miraran. Ahora deb�an buscar, plantar, luchar y cosechar para sobrevivir. El pecado lo arruin� todo. Ahora ” toda la creaci�n gime” (Romanos 8:22), y nosotros nos gemimos con ella.

El pecado sigue afectando al mundo, y la vida sigue siendo dura. El pecado tiene un efecto domin� que lleva su destrucci�n a otros. Considera este ejemplo: un hombre se emborracha. Eso es un pecado (Proverbios 20:1). Llega a casa y golpea a su esposa e hijos: m�s pecado. Su esposa sufre una fractura de nariz que le causar� dificultades por el resto de su vida. Los ni�os est�n tan traumatizados que se escapan y acaban meti�ndose en las drogas y la prostituci�n. M�s pecado. Un hijo se sube a su auto y, bajo la influencia de las drogas, ignora una se�al de tr�nsito y choca contra un autob�s, matando a seis personas. Sus familias llorar�n ahora la p�rdida durante el resto de sus vidas, y otros se ver�n afectados por su dolor de diversas maneras. Las consecuencias de un pecado contin�an extendi�ndose, afectando a innumerables personas que a su vez afectan a otras personas, y el legado contin�a. Eso es s�lo un pecado. Multipl�calo por decenas de millones y empezaremos a entender por qu� el mundo est� tan desordenado y la vida es tan dif�cil.

Otra raz�n por la que la vida es tan dura es que �ste no es nuestro destino final. Los que pertenecen a Jes�s est�n aqu� de visita. Nos convertimos en ciudadanos de otro reino en el momento en que Dios nos adopt� en su familia (Juan 1:12). Somos embajadores, estamos aqu� en misi�n para nuestro Padre, el Rey de reyes (2 Corintios 5:20). No debemos sentirnos en nuestra casa en este mundo. No pertenecemos a este lugar, as� que es natural que a menudo nos sintamos como extranjeros y forasteros (Hebreos 11:13). La vida es dif�cil muchas veces porque los que han sido redimidos y transformados por Jesucristo viven con un profundo anhelo de volver a casa (2 Corintios 5:17). Pero como hijos obedientes permanecemos fieles a nuestra misi�n hasta que nuestro Padre nos llame.

Cuando la vida es dif�cil, es un recordatorio de que este mundo no es nuestro destino final. Por muy dif�ciles que sean las situaciones, Pablo las llam� “leve tribulaci�n moment�nea” (2 Corintios 4:17). Pablo y muchos de los cristianos del primer siglo conoc�an la dureza de la vida en formas que la mayor�a de nosotros nunca conoceremos (2 Corintios 11:23-29). Algunas de sus luchas se exponen en Hebreos 11, un cap�tulo que nos recuerda que, por muy dif�cil que sea nuestra vida, muchos est�n peor.

A medida que crecemos a trav�s de los problemas, desarrollamos el car�cter de Cristo, que tambi�n luch� mucho durante Su tiempo en la tierra (Isa�as 53:3). Su ejemplo de abnegaci�n, resistencia y confianza en Dios es un ejemplo para nosotros: “Considerad a aquel que sufri� tal contradicci�n de pecadores contra s� mismo, para que vuestro �nimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:3).

La vida es dif�cil, pero Cristo es nuestro abogado (1 Juan 2:1), nuestro intercesor que defiende nuestro caso ante el Padre. �l sabe lo que se siente al luchar contra las dificultades, la depresi�n, el miedo, la angustia y la multitud de situaciones humanas que hacen la vida tan dif�cil (Hebreos 4:15). La vida es dif�cil, pero el Esp�ritu Santo es nuestro consolador que nos ayuda y permanece con nosotros para siempre (Juan 14:16).

La vida es dif�cil, pero es corta. Comparada con la eternidad, nuestra vida terrenal es como una niebla que se desvanece con el sol de la ma�ana (Santiago 4:14). Lo que hacemos durante este tiempo en la tierra afecta al resto de la eternidad. Podemos amargarnos, endurecernos y desaprovechar nuestras luchas. O podemos aguantar (Santiago 1:2-4), crecer, fortalecer la fe, desarrollar la compasi�n por otros que est�n luchando y esperar nuestra recompensa final. En ese momento, oiremos a nuestro Salvador decir: ” Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondr�; entra en el gozo de tu se�or”. (Mateo 25:21)

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