Pregunta: “�C�mo puedo ayudar a alguien que tiene pensamientos suicidas?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�C�mo puedo ayudar a alguien que tiene pensamientos suicidas?” Respuesta: La amenaza de suicidio es aterradora y debe tomarse en serio. Muchas veces, esa amenaza no es m�s que un grito de ayuda. Las personas con pensamientos suicidas pueden estar tan angustiadas que no pueden imaginar que la vida pueda mejorar, y simplemente…

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Pregunta: “�C�mo puedo ayudar a alguien que tiene pensamientos suicidas?”

Respuesta:
La amenaza de suicidio es aterradora y debe tomarse en serio. Muchas veces, esa amenaza no es m�s que un grito de ayuda. Las personas con pensamientos suicidas pueden estar tan angustiadas que no pueden imaginar que la vida pueda mejorar, y simplemente quieren que el dolor desaparezca. El suicidio puede parecer la �nica salida, pero su menci�n es a menudo un intento desesperado de llamar la atenci�n de alguien que pueda ayudar a poner fin al dolor.

El suicidio es pecado, as� que todo el que lo considere debe recordarlo (Mateo 5:21-22). Los seres humanos son la creaci�n de Dios, y ninguno de nosotros tiene derecho a acabar con la creaci�n de Dios, incluso si nos convertimos en la v�ctima. El suicidio es decirle a Dios que no sabe lo que hace y que no entiende lo dura que es la vida. El Salmo 139:16 dice: “Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. Dios establece lo que dura nuestra vida, no nosotros. Antes de poder ayudar a alguien con pensamientos suicidas, tenemos que entender bien que el suicidio nunca es una buena opci�n.

Cuando un amigo o familiar manifiesta que est� considerando el suicidio, debemos insistir en que consulte a un m�dico. Muchas veces, la depresi�n o alg�n problema f�sico pueden estar en el origen de los pensamientos suicidas. Un tratamiento m�dico adecuado puede aliviar los pensamientos suicidas y devolver a la persona a un pensamiento saludable. Los m�dicos tambi�n pueden mandar a la persona suicida a un profesional de la salud mental para que la eval�e y la trate. La medicaci�n y la terapia de conversaci�n han ayudado a muchas personas a abandonar los pensamientos suicidas y a volver a sus vidas. Un amigo o familiar preocupado debe hacer un seguimiento cercano a la persona suicida para asegurarse de que est� siguiendo las indicaciones. A menudo, las personas suicidas no se preocupan lo suficiente por su propia vida como para buscar ayuda, y por esta raz�n los amigos y familiares que se preocupan deben intervenir y asegurarse de que se utilice la ayuda disponible.

Cuando se ha tratado la salud f�sica y mental, podemos ayudar a una persona suicida tratando tambi�n su condici�n espiritual. Si la persona no confiesa seguir a Cristo, su desesperaci�n podr�a deberse a la falta de esperanza o prop�sito. Un cristiano puede aprovechar esta oportunidad para compartir a Cristo con un suicida. Cuando �ste se da cuenta de que su vida tiene sentido y su futuro est� en manos de Dios, la necesidad de acabar con su vida puede desaparecer. Si el cristiano no est� seguro de c�mo explicar su fe, hay mucha ayuda disponible. Con la persona que se quiere suicidar lee art�culos sobre c�mo llegar a ser cristiano o ser salvo.

A veces la persona suicida es cristiana y ha ca�do en un estado de desesperaci�n tan grande que las promesas de Dios parecen cuentos de hadas. Esta persona tambi�n necesita una evaluaci�n m�dica y mental, as� como la presencia de un amigo o un ser querido que se preocupe por ella. A pesar de que sabemos que lo que nuestro amigo suicida est� considerando es pecado, no es el momento de juzgar. Nadie conoce la profundidad del dolor y la depresi�n que otro est� experimentando: ” El coraz�n conoce la amargura de su alma” (Proverbios 14:10). Los comentarios vac�os como “�an�mate!” o “no es tan malo” no ayudan. Por lo general, el cristiano suicida es dolorosamente consciente de lo equivocado de su deseo, y esto s�lo a�ade desesperaci�n.

Puedes ayudar a empatizar con la persona, haci�ndole saber que no es la �nica que se siente tan mal. Recu�rdale que la vida tiene etapas, y el dolor no ser� para siempre. Viene una etapa nueva y mucho mejor si es capaz de seguir adelante. Dir�gelo a los salmos que expresan lo m�s profundo de las emociones humanas. Lee con �l si est� demasiado desanimado para leer solo. Salmos como el 6, 42:11 y 22:1-2, que Jes�s cit� en la cruz, ayudan a poner en palabras la angustia de nuestro coraz�n. Recu�rdale que Jes�s sabe c�mo se siente esa desesperaci�n y que la sufri� por nosotros (Mateo 26:38). El suicida no est� decepcionando a Dios por sentirse mal. Cualquier condena es del enemigo, no de Dios (Romanos 8:1). Podemos recordarle con delicadeza que la desesperaci�n es imaginar un futuro sin Dios en �l, y �l promete no abandonarnos nunca (Hebreos 13:5).

Debemos tener en cuenta que, independientemente de la decisi�n que tome un suicida, no somos responsables de ella. La mayor�a de las veces, los familiares y amigos se culpan cuando un ser querido se suicida. Esto se suma a la tristeza, pero la culpa est� fuera de lugar. Los seres queridos pueden haber intentado todo lo posible, pero la decisi�n final no es suya. Si alguien est� decidido a acabar con su vida, no hay nada que pueda decir o hacer para evitarlo. Cada uno de nosotros es responsable de sus propios actos. Dios no nos hace responsables de las decisiones de otro. La culpa falsa es la estrategia del diablo para robarnos el gozo y el futuro.

Si t� o alguien a quien quieres est� pensando en suicidarse, por favor, busca ayuda. Acude a un hospital local, ponte en contacto con otro amigo o con un familiar, con un consejero, con un pastor o con un m�dico. En Estados Unidos, puedes llamar al 1-800-273-8255. En la mayor�a de los pa�ses hay l�neas telef�nicas de ayuda al suicidio: http://www.suicide.org/international-suicide-hotlines.html

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