Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre el vestuario?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre el vestuario?” Respuesta: La palabra castidad significa “la cualidad de ser moralmente puro”. Por lo general, entendemos que la castidad es la abstenci�n de actividades sexuales il�citas. Los sacerdotes y las monjas de la Iglesia Cat�lica Romana hacen un voto de castidad, prometiendo abstenerse de toda forma de…

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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre el vestuario?”

Respuesta:

La palabra castidad significa “la cualidad de ser moralmente puro”. Por lo general, entendemos que la castidad es la abstenci�n de actividades sexuales il�citas. Los sacerdotes y las monjas de la Iglesia Cat�lica Romana hacen un voto de castidad, prometiendo abstenerse de toda forma de actividad sexual. La castidad tambi�n tiene un significado no tan conocido que est� relacionado con la integridad personal. Por ejemplo, podr�amos decir: “El pastor fue un gran ejemplo de castidad en todos los aspectos de su vida”. Aunque hoy en d�a estamos m�s familiarizados con los sin�nimos de moralidad, pureza y modestia, la Biblia tiene mucho para decir sobre la castidad, ya sea sexual o de otro tipo.

La Escritura exhorta a los j�venes a tratar a las mujeres mayores como madres y a las m�s j�venes como hermanas “con toda castidad” o “pureza” (1 Timoteo 5:2). Cuando Pablo us� t�rminos relacionados con la familia para describir a las mujeres en la iglesia, estableci� los l�mites del comportamiento casto entre ambos sexos. El significado es claro: “Trata a cada mujer como te gustar�a que trataran a tu madre o a tu hermana”. Pablo tambi�n dio instrucciones a su joven disc�pulo, Timoteo, para que se preocupara de que su propia vida fuera un modelo de castidad, a fin de que fuera un “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, esp�ritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Los di�conos y los ancianos deben ser modelos de castidad en todos los aspectos de la vida (1 Timoteo 3:1-13). Eso incluye no ser adicto al alcohol, permanecer fiel a su esposa, no amar el dinero y tener una buena reputaci�n en todos los aspectos.

La ense�anza b�blica sobre la castidad sexual es clara. Cualquier actividad sexual fuera del matrimonio de pacto entre un hombre y una mujer es pecado (Hebreos 13:4; 1 Corintios 6:18; 2 Corintios 12:21). Pero la castidad es algo m�s que la abstenci�n del sexo; la castidad empieza en el coraz�n. Del coraz�n proviene todo lo malo (Mateo 15:18-19). Jes�s ense�� que hasta la lujuria sexual en privado es impura y pecaminosa (Mateo 5:28). La pornograf�a, la ropa inmodesta y los besos intensos entre parejas, todo esto viola el principio b�blico de la castidad. Las personas castas deben establecer l�mites personales para que el coraz�n no caiga en tentaci�n (Romanos 13:14).

Todos los cristianos han sido llamados a practicar la castidad honrando al Se�or con sus cuerpos y mentes (1 Corintios 6:15-20; Colosenses 3:17). Para los solteros, el celibato forma parte de la castidad. En el caso de los casados, la castidad significa permanecer fieles a sus c�nyuges (1 Corintios 7:2-5). Los cristianos que luchan con la atracci�n por el mismo sexo practican la castidad manteni�ndose en celibato de por vida, confiando en que el Amante de sus almas satisfar� hasta sus anhelos m�s profundos. El limitar la exposici�n a im�genes y situaciones de explotaci�n sexual fomenta la castidad. El tiempo personal de adoraci�n, oraci�n y meditaci�n en las Escrituras nos ayuda a mantener nuestra mente casta cuando trabajamos para llevar “cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5).

Aunque el concepto de castidad va desapareciendo poco a poco de nuestro sistema de valores, sigue formando parte del de Dios. �l escudri�a los corazones y las mentes de cada persona, buscando a los que tienen un coraz�n completamente de �l para poder manifestarse en su favor (2 Cr�nicas 16:9; Jerem�as 17:10). El Creador de nuestros cuerpos y nuestras almas no se deja enga�ar por nuestras demostraciones externas de castidad para impresionar a los dem�s. �l busca a aquellos que anhelan ser de “limpio coraz�n” (Mateo 5:8). Cuando la castidad es nuestro objetivo en todas las �reas de nuestra vida, el Se�or nos fortalece y nos recompensa con poder para vencer el pecado y poder disfrutar m�s de Su presencia (Santiago 4:8; Salmo 34:17-18).

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