Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la presunci�n / presumir?”

Respuesta:

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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la presunci�n / presumir?”

Respuesta:

La presunci�n es un orgullo excesivo de uno mismo. A las personas presumidas les encanta hablar de s� mismas y de lo que han logrado, demostrando un menor inter�s por los logros de los dem�s. Las personas presumidas se atribuyen todo lo bueno que Dios ha hecho en sus vidas y se consideran superiores a los dem�s. La Biblia tiene palabras duras contra los presumidos porque el orgullo impide todo lo que Dios quiere hacer en y a trav�s de nosotros.

Tenemos que diferenciar entre la autoestima saludable y la presunci�n pecaminosa. Algunos creen que estar orgullosos de cualquier logro es malo, y pueden llegar al extremo de menospreciarse a s� mismos. Sin embargo, el menosprecio de s� mismo no es sino el orgullo de espaldas. Se disfraza de humildad, pero en realidad es otra forma de llamar la atenci�n. Las redes sociales son un escaparate para este tipo de presunci�n. Por ejemplo, una mujer publica una selfie seductora con el comentario: “Me siento tan fea hoy”. �Qu� pasa? En pocos minutos, se genera una avalancha de comentarios contrarios a su publicaci�n. A veces, el presumido lleva una m�scara, y las personas presumidas generalmente saben c�mo conseguir cumplidos aparentando humildad.

Sa�l es un claro ejemplo b�blico de un hombre presumido. La Biblia lo describe como “el hombre m�s apuesto de Israel” (1 Samuel 9:2). Dios escogi� a Sa�l para ser el primer rey de Israel, y ten�a un gran futuro por delante, siempre y cuando obedeciera al Se�or. Pero la presunci�n de Sa�l aument� con su popularidad, y no se demor� en abusar de la autoridad de Dios en su vida y en tomar decisiones que lo hicieran quedar bien con el pueblo. En vez de obedecer completamente a Dios, Sa�l decidi� que �l sab�a m�s. Primera de Samuel 15 cuenta c�mo Sa�l se apart� del favor de Dios.

La humildad es todo lo contrario a la presunci�n, y C. S. Lewis dio una perfecta definici�n: “La humildad no es pensar menos de ti mismo, es pensar menos en ti mismo. La humildad es pensar menos en m� mismo”. Los presumidos no paran de pensar en s� mismos. Quiz� escondan esa auto obsesi�n con comentarios autodespectivos (“No creo que lo haga tan bien como la �ltima vez”), pero no pueden ocultar al hecho de que el ego es su principal inter�s. Para superar la actitud de presunci�n, tenemos que estar dispuestos a vernos a nosotros mismos con honestidad, tal como Dios nos ve. Debemos aceptar el hecho de que no somos el centro del universo; debemos reconocer la realidad de que nadie est� tan obsesionado con nosotros que nosotros mismos. Sanamos nuestra presunci�n al cambiar nuestra mirada del espejo al rostro de Jes�s. “Es necesario que �l crezca, pero que yo meng�e” (Juan 3:30).

La presunci�n es uno de los aspectos de la gente malvada de los �ltimos d�as (2 Timoteo 3:1-5). La presunci�n es la causa de la mayor�a de los pecados porque decidimos complacernos a nosotros mismos en lugar de complacer a Dios o ayudar a otra persona. En cambio, Filipenses 2:3 nos manda “Nada hag�is por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los dem�s como superiores a �l mismo”. Ninguno de nosotros puede hacer esto naturalmente. Nuestra naturaleza pecaminosa busca ponerse en primer lugar. Pero en el poder del Esp�ritu Santo podemos ser intencionales para humillarnos y estar de acuerdo con Dios sobre nuestro valor (1 Pedro 5:6; Santiago 4:10). Por la fe podemos desarrollar una sana imagen de nosotros mismos que bendiga al Se�or y a los que nos rodean.

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