Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la confrontaci�n?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la confrontaci�n?” Respuesta: Confrontar es enfrentarse a alguien o a algo, especialmente en un desaf�o. En la vida es inevitable enfrentarse a algunas cosas. Nos enfrentamos a nuestros miedos para no permitir que nos dominen. Enfrentamos el error porque ignorarlo nos har�a da�o. Jes�s tuvo varias confrontaciones con…

2018 logo BW
topreadz.com/Espanol


Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la confrontaci�n?”

Respuesta:
Confrontar es enfrentarse a alguien o a algo, especialmente en un desaf�o. En la vida es inevitable enfrentarse a algunas cosas. Nos enfrentamos a nuestros miedos para no permitir que nos dominen. Enfrentamos el error porque ignorarlo nos har�a da�o. Jes�s tuvo varias confrontaciones con aquellos que se opon�an a �l. Tambi�n los ap�stoles y profetas de Dios en la Biblia con frecuencia se vieron forzados a enfrentarse, ya que su mensaje molestaba a la gente.

La confrontaci�n puede ser �til o da�ina dependiendo de la situaci�n, y la Biblia da ejemplos al respecto. La confrontaci�n da�ina est� motivada por el orgullo, la codicia o alg�n otro deseo carnal. Aquellos que confrontan a otros con el fin de ganar ventaja o para parecer mejores est�n abusando del arte de la confrontaci�n. Las guerras callejeras comienzan cuando un l�der de una pandilla enfurecida se enfrenta a otro. Las guerras en las redes sociales comienzan cuando todos los que tienen acceso a un teclado utilizan esa plataforma para enfrentarse a cualquiera que no est� de acuerdo con ellos. No se gana nada con estos enfrentamientos ya que los motivos que los impulsan son ego�stas. Muchas veces Jes�s fue objeto de una confrontaci�n nefasta mientras predicaba y ense�aba en Judea. Los principales sacerdotes, los saduceos y los fariseos estaban motivados por el orgullo, el miedo, el desconocimiento y el deseo de poder, y por eso se sent�an ofendidos por lo que �l dec�a y hac�a, y aprovechaban cualquier oportunidad para enfrentarse a �l. Su confrontaci�n final termin� con Su crucifixi�n, el mayor crimen de la historia de la humanidad.

Por supuesto, no todas las confrontaciones son malas. Jes�s tambi�n confront� a los l�deres jud�os sobre su hipocres�a y falso celo religioso (Mateo 3:7; 23:13). En dos ocasiones, expuls� a los ladrones y charlatanes del templo como un acto de confrontaci�n justa (Juan 2:15). Pablo se enfrent� a Pedro cuando se enter� de que �ste se comportaba hip�critamente con los creyentes gentiles (G�latas 2:11-14). Esta fue una confrontaci�n �til porque estaba motivada por el amor y la pasi�n por el bienestar de la iglesia. En el Antiguo Testamento, Dios envi� al profeta Nat�n para confrontar a David sobre su pecado con Betsab� (2 Samuel 12:1-14). Esta confrontaci�n dio como resultado el arrepentimiento y la restauraci�n de David. La confrontaci�n de Nat�n no fue ego�sta pues su motivaci�n fue el inter�s del otro.

La confrontaci�n es una parte inevitable de la vida. Otras personas nos confrontar�n cuando les hayamos hecho da�o o cuando crean que estamos equivocados. Nos enfrentaremos a otras personas cuando nos ofendan o lastimen, y esto es saludable siempre y cuando nuestras motivaciones sean correctas. Cuando se usa la confrontaci�n como una forma de menospreciar, condenar o vengarse de otro, est� mal. Dios dice que �l es el que hace justicia, y se reserva el derecho de tratar a los infractores adecuadamente (Hebreos 10:30).

Tambi�n es importante la forma en que nos enfrentamos a los dem�s. A veces los siervos del Se�or tendr�n que enfrentarse a los incr�dulos. La Palabra de Dios nos da una gu�a en ese tipo de situaciones: “Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quiz� Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (2 Timoteo 2:25). Observa que se especifica la manera (con mansedumbre), as� como la motivaci�n (que Dios conceda el arrepentimiento).

Evitar la confrontaci�n puede parecer algo bueno, pero hay ocasiones en que es necesaria, y es un error evitarla. Si Jes�s se hubiera negado a confrontar p�blicamente a los l�deres jud�os, �stos habr�an continuado con sus enga�os y pr�cticas gravosas. Si Pablo no se hubiera enfrentado a Pedro, el cristianismo podr�a haberse desviado en el siglo I y se habr�a disuelto en el legalismo o en una forma de juda�smo. Si Nat�n se hubiera negado a confrontar a David cuando el Se�or lo envi�, es posible que David nunca hubiera sido restaurado a la comuni�n con Dios y la naci�n de Israel hubiera sufrido. Tambi�n nos perder�amos algunos de los grandes salmos, como el Salmo 51, el grito de arrepentimiento de David.

A las personas complacientes les resulta especialmente dif�cil enfrentarse al pecado de los dem�s porque temen las consecuencias. Negarse a la confrontaci�n puede darles una paz temporal, pero podr�a ser a costa del bienestar de la otra persona. Si alguien est� conduciendo hacia un precipicio, no pensamos dos veces en advertirle. Puede que incluso tengamos que enfrentarnos a su opini�n de que la carretera no presenta problemas. No obstante, nosotros sabemos m�s, y a �l le conviene saber lo que nosotros sabemos. Como cristianos, sabemos algo que el mundo necesita saber. Puede que algunos no aprecien nuestro mensaje. Algunos pueden enfadarse y ponerse a la defensiva cuando llamamos al pecado por su nombre correcto. Ahora bien, los cristianos est�n llamados a renunciar al error y a proclamar la verdad, incluso cuando los que nos escuchan se sientan confrontados. Cuando la confrontaci�n est� cubierta de amor y humildad, se puede conseguir algo bueno (ver 1 Corintios 13:1-13).

©

Similar Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.