Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre los falsos profetas?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre los falsos profetas?” Respuesta: Un falso profeta es una persona que difunde falsas ense�anzas o mensajes mientras dice hablar la Palabra de Dios. En la Biblia, los falsos profetas tambi�n hablaban en nombre de falsos dioses. Los falsos profetas ejerc�an su funci�n prof�tica de forma ileg�tima o con…

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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre los falsos profetas?”

Respuesta:
Un falso profeta es una persona que difunde falsas ense�anzas o mensajes mientras dice hablar la Palabra de Dios. En la Biblia, los falsos profetas tambi�n hablaban en nombre de falsos dioses. Los falsos profetas ejerc�an su funci�n prof�tica de forma ileg�tima o con el prop�sito de enga�ar. La Biblia denuncia a los falsos profetas por llevar a la gente por el mal camino.

En el Antiguo Testamento no aparece el t�rmino falso profeta, pero las referencias a los falsos profetas son evidentes y abundantes. En el libro de Jerem�as, encontramos una clara descripci�n de los falsos profetas: “Me dijo entonces el Se�or: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envi�, ni les mand�, ni les habl�; visi�n mentirosa, adivinaci�n, vanidad y enga�o de su coraz�n os profetizan” (Jerem�as 14:14; ver tambi�n 23:21-33; Zacar�as 10:2).

La principal diferencia entre hombres como Jerem�as -un verdadero profeta de Dios- y los falsos profetas era su fuente de informaci�n. En vez de hablar la Palabra del Se�or, los falsos profetas entregaban mensajes que se originaban en sus propios corazones y mentes: “As� ha dicho el Se�or de los ej�rcitos: No escuch�is las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visi�n de su propio coraz�n, no de la boca del Se�or” (Jerem�as 23:16; ver tambi�n 14:14; 23:25-32; Ezequiel 13:1-7). Dios se distancia de todos los falsos profetas: “No envi� yo aquellos profetas, pero ellos corr�an; yo no les habl�, mas ellos profetizaban.” (Jerem�as 23:21).

Otra diferencia entre los verdaderos profetas y los falsos profetas en la Biblia es la motivaci�n. Los verdaderos profetas est�n motivados por la lealtad a Dios por encima de todo, mientras que los falsos profetas est�n motivados por el inter�s propio y el deseo de ser populares entre la gente (1 Reyes 22:13-14). Cuando Jerem�as anunci� la cruda realidad de la desolaci�n de Jerusal�n (Jerem�as 4), los falsos profetas prometieron la paz (Jerem�as 6:14; 8:11). Naturalmente, el pueblo de Jud� prefiri� los mensajes agradables de los falsos profetas: “No nos profetic�is lo recto, decidnos cosas halag�e�as, profetizad mentiras” (Isa�as 30:10).

Con frecuencia, los falsos profetas eran contratados a cambio de un pago o pronunciaban sus mensajes para obtener un beneficio econ�mico: “Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes ense�an por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en el Se�or, diciendo: �No est� el Se�or entre nosotros? No vendr� mal sobre nosotros” (Miqueas 3:11; ver tambi�n Nehem�as 6:12-13; Jerem�as 6:13-14; Ezequiel 13:19; 2 Pedro 2:1-3).

Israel no siempre pudo discernir la diferencia entre un verdadero y un falso profeta. En 1 Reyes 22, el rey Josafat de Jud� busc� el consejo del Se�or antes de que �l y el rey Acab de Israel se embarcaran en su misi�n de retomar la ciudad de Ramot en Galaad. Josafat escuch� las predicciones de victoria de los 400 consejeros de Acab, pero sospech� que estos hombres eran falsos profetas que no ten�an la mente del Se�or. Las sospechas de Josafat eran correctas: eran los “hombres del s�” de Acab, falsos profetas que no se interesaban por comunicar la verdadera Palabra de Dios. Se limitaban a decir lo que el rey quer�a o�r y a cobrar su salario del tesoro real.

Josafat pregunt� si hab�a otro profeta que pudiera dar una segunda opini�n. Acab llam� al profeta Mica�as, aunque de mala gana: “Lo aborrezco”, se quej� Acab, “porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal” (1 Reyes 22:8). Fiel a su estilo, Mica�as profetiz� que Acab morir�a en la batalla e Israel quedar�a “esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor” (vers�culo 17). Mica�as, cuyas palabras se cumplieron, demostr� ser el verdadero profeta de Dios. Ninguno de los falsos profetas de la corte de Acab pudo mantener vivo al rey.

El castigo establecido para los falsos profetas en el Antiguo Testamento era severo: “El profeta que tuviere la presunci�n de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morir�” (Deuteronomio 18:20).

En el Nuevo Testamento, Jes�s ense�� sobre los falsos profetas en su Serm�n del Monte: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conocer�is. �Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 As�, todo buen �rbol da buenos frutos, pero el �rbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen �rbol dar malos frutos, ni el �rbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:15-18).

Jes�s continu� explicando las graves consecuencias de ser un falso profeta: “Todo �rbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. As� que, por sus frutos los conocer�is. No todo el que me dice: Se�or, Se�or, entrar� en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que est� en los cielos. Muchos me dir�n en aquel d�a: Se�or, Se�or, �no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declarar�: Nunca os conoc�; apartaos de m�, hacedores de maldad”. (Mateo 7:19-23).

La Biblia describe a los falsos profetas como ad�lteros (Jerem�as 23:14), traicioneros (Sofon�as 3:4), borrachos (Isa�as 28:7), malvados (Jerem�as 23:11), mentirosos (Jerem�as 14:14; 23:14) y relacionados con la adivinaci�n y la brujer�a (Jerem�as 14:14; Ezequiel 22:28; Hechos 13:6). Las Escrituras ense�an a los creyentes a ser diligentes en la fe y en la devoci�n a las ense�anzas de Cristo para que puedan detectar r�pidamente a los falsos profetas y a los falsos maestros (2 Pedro 1:10; 1:19-2:1; 1 Juan 4:1). Afortunadamente, la Biblia presenta pruebas infalibles para reconocer a un falso profeta. La clave es saber c�mo es un verdadero profeta:

� Las palabras de un verdadero profeta se cumplen (Deuteronomio 18:21-22; Jerem�as 28:8-9).

� Las ense�anzas de un verdadero profeta son coherentes con las Escrituras (2 Pedro 1:20-21; Apocalipsis 22:18-19).

� Las ense�anzas de un verdadero profeta fomentar�n un comportamiento correcto y proporcionar�n un beneficio espiritual (Deuteronomio 13:1-4; Jerem�as 23:13-14, 32; Ezequiel 13:17-23; 14:4-8; Lamentaciones 2:14).

� La vida de un verdadero profeta reflejar� un llamado de Dios (Isa�as 28:7; Jerem�as 23:10-11, 14; 29:9; Sofon�as 3:4; Mateo 7:15-20).

� Un verdadero profeta reconocer� a Jesucristo como Dios (1 Juan 4:1-6).

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