Pregunta: “�Qu� es una abominaci�n?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� es una abominaci�n?” Respuesta: Una abominaci�n es algo que causa odio o disgusto. Seg�n la Biblia, una abominaci�n es algo que Dios aborrece o detesta porque es ofensivo para �l y su car�cter. Las palabras hebreas traducidas como “abominaci�n” generalmente se usan en relaci�n con cosas como idolatr�a y dioses falsos (Deuteronomio…

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Pregunta: “�Qu� es una abominaci�n?”

Respuesta:
Una abominaci�n es algo que causa odio o disgusto. Seg�n la Biblia, una abominaci�n es algo que Dios aborrece o detesta porque es ofensivo para �l y su car�cter.

Las palabras hebreas traducidas como “abominaci�n” generalmente se usan en relaci�n con cosas como idolatr�a y dioses falsos (Deuteronomio 17:2-5; 27:15; 29:17; Isa�as 66:3; Jerem�as 32:34; Ezequiel 5:9; 11:18; Oseas 9:10). En 1 Reyes 11:5, al dios Moloc se le llama “�dolo abominable de los amonitas”. Es decir, Dios odia la falsedad, la impureza y la maldad de estos dioses paganos.

A las pr�cticas ocultas tambi�n se les llama abominaci�n en las Escrituras, al igual que el sacrificio de ni�os (Deuteronomio 18:9-12; 20:18; 2 Cr�nicas 28:3). Otras abominaciones a los ojos de Dios son las relaciones sexuales inmorales como la homosexualidad y el adulterio (Lev�tico 18:22-29; 20:13; Deuteronomio 24:4), el travestismo (Deuteronomio 22:5), los sacrificios imperfectos (Deuteronomio 17:1), los negocios deshonestos (Deuteronomio 25: 13-16; Proverbios 11:1; 20:10, 23), la maldad (Proverbios 15:9, 26), la injusticia (Proverbios 17:15), hacer o�dos sordos a la instrucci�n de Dios (Proverbios 28:9) y las ofrendas hip�critas de los que no se arrepienten (Proverbios 15:8; Isa�as 1:13). La mayor�a de las referencias a lo que es abominable o detestable vienen en la Ley de Dios en Lev�tico y Deuteronomio, en las profec�as que declaran el juicio de Dios contra Israel, y en Proverbios.

Proverbios 6 contiene una lista de siete cosas que Dios llama abominaci�n: “Seis cosas aborrece el Se�or, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el coraz�n que maquina pensamientos inicuos,

los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos” (Proverbios 6:16-19).

En Lucas 16:15, Jes�s dice a los fariseos: “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominaci�n”. El contexto de la declaraci�n de Jes�s es una reprimenda al amor de los fariseos por el dinero. �l acababa de ense�ar que una persona no puede servir a dos se�ores y que servir a Dios y servir al dinero son mutuamente excluyentes (vers�culos 13-14). Los fariseos respondieron con burlas, mostrando la ceguera de un coraz�n que se deleita con lo que Dios llama abominaci�n.

Tito 1:16 dice que los falsos maestros pueden “conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. Tanto Jes�s como Daniel predijeron la abominaci�n desoladora que corromper�a el lugar santo del templo (Mateo 24:15; Daniel 9:27). Tambi�n en relaci�n con el fin de los tiempos, la ramera de Babilonia es representada con “un c�liz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicaci�n” (Apocalipsis 17:4). Se dice que es la madre de todas las abominaciones de la tierra (Apocalipsis 17:5) y se la identifica como “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra” (vers�culo 18). Esta ciudad, con todos sus actos repugnantes, ser� destruida (vers�culos 16-17).

Desde la idolatr�a hasta las balanzas injustas, pasando por las relaciones sexuales inmorales y todo tipo de maldades, las abominaciones separan a las personas de Dios. Realmente, todo pecado (no dar en el blanco de la perfecci�n de Dios) puede ser considerado una abominaci�n. Todo pecado nos separa de Dios y es detestable para �l (Romanos 3:23; 6:23; Proverbios 15:9). El odio de Dios hacia el pecado hace que el sacrificio de Cristo en la cruz sea a�n m�s notable. Fue en la cruz donde: “Al que no conoci� pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu�semos hechos justicia de Dios en �l” (2 Corintios 5:21). Al sufrir y morir por nuestro pecado, Jes�s pudo identificarse con el salmista: “Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo” (Salmo 22:6). Jes�s tom� sobre s� mismo nuestras abominaciones y nos dio a cambio el regalo de Su justicia. Todos los que pongan su confianza en �l ser�n salvos.

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