Pregunta: “�Qu� significa �pero yo y mi casa serviremos al Se�or� en Josu� 24:15?”

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topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� significa �pero yo y mi casa serviremos al Se�or� en Josu� 24:15?” Respuesta: La afirmaci�n “Pero yo y mi casa serviremos al Se�or” suele estar impresa en placas con las que se adornan los hogares de los cristianos de hoy. Es una afirmaci�n del compromiso de la familia de servir al Se�or….

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Pregunta: “�Qu� significa �pero yo y mi casa serviremos al Se�or� en Josu� 24:15?”

Respuesta:
La afirmaci�n “Pero yo y mi casa serviremos al Se�or” suele estar impresa en placas con las que se adornan los hogares de los cristianos de hoy. Es una afirmaci�n del compromiso de la familia de servir al Se�or. Esa lealtad familiar no es una aplicaci�n incorrecta del texto, aunque ten�a connotaciones ligeramente diferentes en la �poca de Josu�.

Por primera vez, Dios hizo un pacto con Israel en el Sina�. Explic� lo que requer�a, y el pueblo dijo que lo har�a. Este tipo de pactos era com�n entre los vasallos y los soberanos de la �poca. El soberano se compromet�a a proteger y mantener a los vasallos, y los vasallos se comportar�an de manera que reflejaran un buen comportamiento hacia el soberano. Si los vasallos se rebelaban, el soberano se volv�a contra ellos y los castigaba. En el Sina�, el soberano no es un rey humano, sino Dios mismo. Dios le dijo a Israel lo que esperaba de ellos (�xodo 20-23), y luego el pueblo se comprometi� a hacerlo (�xodo 24).

Por supuesto, la generaci�n de Mois�s fracas� rotundamente. No s�lo hicieron el becerro de oro al poco tiempo (�xodo 32), sino que finalmente se negaron a entrar en la Tierra Prometida, al no confiar en que Dios los proteger�a y honrar�a Su parte del pacto (N�meros 14). Como consecuencia, esa generaci�n muri� en el desierto.

Despu�s de cuarenta a�os de andar por el desierto, creci� una nueva generaci�n que estaba preparada para entrar en la Tierra Prometida. El libro del Deuteronomio es el recuento que hace Mois�s de la historia de Israel y un resumen de la Ley para una nueva generaci�n, la mayor�a de la cual no hab�a estado presente en el �xodo de Egipto, en la entrega de la Ley en el Sina� ni en el rechazo a entrar en la Tierra Prometida. Mois�s pide a Israel que siga al Se�or. Les dice que pueden elegir entre la vida y la prosperidad o la muerte y la destrucci�n (Deuteronomio 30:15).

Despu�s de la muerte de Mois�s, Josu� dirige al pueblo en la conquista y lo establece en la tierra. Luego, cuando est� a punto de morir, Josu� convoca a Israel una vez m�s para desafiarlo a renovar el pacto y confirmar su voluntad de servir al Se�or. Al igual que Mois�s, les ofrece una opci�n. Deben servir al Se�or o servir a los dioses de las naciones circundantes. (Nunca se les habr�a ocurrido que no pod�an servir a ning�n dios. Todos serv�an a un determinado dios; s�lo era cuesti�n de saber a cu�l). En cualquier caso, dijo Josu�, cosechar�n las consecuencias de su elecci�n. Josu� expresa su compromiso personal con el Se�or en Josu� 24:14-15:

“Ahora, pues, temed al Se�or, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del r�o, y en Egipto; y servid al Se�or. Y si mal os parece servir al Se�or, escogeos hoy a qui�n sirv�is; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del r�o, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habit�is; pero yo y mi casa serviremos al Se�or”.

El pueblo expres� sus buenas intenciones en Josu� 24:16: “Entonces el pueblo respondi� y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos al Se�or para servir a otros dioses”.

Y Josu�, como jefe de su casa, donde probablemente se encontraba toda la familia extendida de la que era patriarca, proclam� que �l y su familia servir�an al Se�or. En este contexto, pod�a garantizar que, mientras estuviera vivo, no permitir�a la adoraci�n de ninguna otra deidad por parte de nadie de su numerosa familia. En su calidad de anciano patriarca, pod�a dictar las acciones de su familia. Obviamente, no pod�a imponer sus sentimientos, deseos y creencias m�s �ntimos. Cumplir el pacto ten�a que ver en gran medida con las acciones externas, y probablemente se centraba m�s en el exterior de lo que la mayor�a de las familias cristianas desear�an hoy en d�a.

Cuando un padre cristiano coloca en su casa un cuadro que dice “Pero yo y mi casa serviremos al Se�or”, est� proclamando en gran medida lo mismo que hizo Josu�, aunque probablemente est� pensando m�s en su familia inmediata que vive “bajo su techo”. Los padres cristianos tienen la responsabilidad de asegurarse de que lo que ocurre en el hogar honra a Dios y de excluir las actividades que no lo hacen. Sin embargo, los padres cristianos har�an bien en recordar que s�lo pueden controlar, a lo sumo, las acciones y actividades externas que tienen lugar en el hogar, y con mucha menos autoridad de la que se le habr�a permitido a Josu� como antiguo patriarca. Son como Josu� en el sentido de que son impotentes para controlar lo que sus hijos sienten, creen y desean. Para ello ser� necesario comunicarles su fe con amor y, en �ltima instancia, una obra del Esp�ritu de Dios para cambiar sus corazones.

“Pero yo y mi casa serviremos al Se�or” es una promesa de hacer lo mejor posible para que todo lo que ocurra dentro del hogar honre a Dios. Tambi�n es una oraci�n para que los hijos que all� crecen sigan la fe de sus padres.

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