Pregunta: “�Qu� significa amar a Dios?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� significa amar a Dios?” Respuesta: En primer lugar, para amar a Dios es necesario conocerlo, y ese conocimiento comienza con su Palabra. Puede sonar simplista, pero conocerlo es amarlo. Amar a Dios es adorarle y alabarle. “Porque escrito est�: Al Se�or tu Dios adorar�s, y a �l solo servir�s’” (Lucas 4:8). El…

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Pregunta: “�Qu� significa amar a Dios?”

Respuesta:
En primer lugar, para amar a Dios es necesario conocerlo, y ese conocimiento comienza con su Palabra. Puede sonar simplista, pero conocerlo es amarlo.

Amar a Dios es adorarle y alabarle. “Porque escrito est�: Al Se�or tu Dios adorar�s, y a �l solo servir�s'” (Lucas 4:8). El libro de los Salmos ofrece muchos ejemplos hermosos de c�mo adorar y alabar a nuestro Creador (por ejemplo, los Salmos 8, 19, 23, 24, 67, 99, 117 y 150).

Amar a Dios es ponerlo en primer lugar. El mandamiento n�mero uno es amar a Dios “con todo tu coraz�n, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Es un amor incondicional. Dios es nuestra prioridad. Si amamos a Dios con todo el coraz�n, el alma, la mente y las fuerzas, no permitiremos que otras cosas se interpongan. Nuestro amor por Dios se manifiesta amando a las personas (Marcos 12:31), y no amando las cosas del mundo. “Fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25). No podemos amar este mundo actual y a Dios al mismo tiempo (1 Juan 2:15); el amor por lo que el mundo ofrece puede llevarnos por el mal camino (2 Timoteo 4:10).

Amar a Dios es desearlo, anhelar Su justicia, Su Palabra y Su gracia. “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, as� clama por ti, oh Dios, el alma m�a” (Salmo 42:1). Una vez que hemos probado y visto que el Se�or es bueno (Salmo 34:8), queremos m�s de �l. Si amamos a Dios, seremos como Mar�a de Betania, “la cual, sent�ndose a los pies de Jes�s, o�a su palabra” (Lucas 10:39). Si amamos a Dios, resonar� en nosotros la descripci�n que hace el salmista de la Palabra de Dios: “Deseables son m�s que el oro, y m�s que mucho oro afinado; y dulces m�s que miel, y que la que destila del panal” (Salmo 19:10).

Supongamos que un hombre se separa de su novia y recibe una carta de ella. Lo primero que har� ser� abrir la carta con entusiasmo y examinar su contenido. El amor que siente por su amada le llevar� naturalmente a amar la correspondencia de ella con �l. Lo mismo ocurre con nuestro amor por la Palabra de Dios. Puesto que amamos al Autor, amamos Su mensaje para nosotros. Lo leemos �vidamente y con frecuencia, la tenemos cerca y escondemos sus palabras en nuestro coraz�n.

Por �ltimo, amar a Dios es obedecerle. Jes�s nos dice: “Si me am�is, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15, 23; 15:10; 1 Juan 5:3). Sin embargo, no se trata de limitarse a seguir reglas y registrar buenas acciones. Se trata de tener el amor de Dios escrito de forma indeleble en nuestros corazones. Naturalmente, deseamos complacer a quienes amamos. Cuando amamos a Dios, querremos complacerlo y obedecer Sus mandatos con gozo. “El hacer tu voluntad, Dios m�o, me ha agradado” (Salmo 40:8).

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