Pregunta: “�Qu� son los argumentos a priori, a posteriori y a fortiori?”

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topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� son los argumentos a priori, a posteriori y a fortiori?” Respuesta: En la filosof�a, el conocimiento se clasifica dependiendo de si fluye de principios universales, l�gicos o si depende de experiencias y pruebas espec�ficas. La diferencia entre estos, a grandes rasgos, traza la l�nea entre el conocimiento a priori y a posteriori….

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Pregunta: “�Qu� son los argumentos a priori, a posteriori y a fortiori?”

Respuesta:
En la filosof�a, el conocimiento se clasifica dependiendo de si fluye de principios universales, l�gicos o si depende de experiencias y pruebas espec�ficas. La diferencia entre estos, a grandes rasgos, traza la l�nea entre el conocimiento a priori y a posteriori. Cuando una afirmaci�n puede ser evaluada completamente a trav�s de la l�gica o de verdades universales, es un concepto a priori. Cuando una afirmaci�n requiere una observaci�n o conocimiento espec�fico para ser evaluada, es un concepto a posteriori. Lo mismo se aplica a los “argumentos” filos�ficos que se apoyan totalmente en la raz�n o que requieren datos emp�ricos.

A priori significa “de lo anterior”. El conocimiento se describe como a priori cuando puede ser validado independientemente de las pruebas emp�ricas, la experiencia o la observaci�n. En t�rminos m�s sencillos, el conocimiento a priori es el que se obtiene enteramente por la l�gica. Por ejemplo, “los c�rculos no son cuadrados” y “los solteros no est�n casados” son tautolog�as, que se sabe que son verdaderas porque son verdaderas por definici�n. Se consideran declaraciones a priori. Lo mismo se aplica a las afirmaciones matem�ticas como 2+2=4.

A posteriori significa “de el �ltimo”. El conocimiento se describe como a posteriori cuando s�lo se puede obtener mediante la experiencia u otros medios emp�ricos. En pocas palabras, el conocimiento a posteriori es el que podr�a ser posiblemente verdadero o falso, l�gicamente hablando, y por lo tanto debe ser evaluado usando observaciones reales. La afirmaci�n “Juan es un soltero” no se puede verificar utilizando la l�gica pura; necesitamos observar los hechos emp�ricos sobre Juan para saber si esa afirmaci�n es verdadera o no. Del mismo modo, “tengo cinco d�lares en el bolsillo” es una afirmaci�n que posiblemente puede ser verdadera o falsa; s�lo se puede probar o refutar por medios emp�ricos.

Es importante se�alar que el conocimiento a priori no tiene que derivarse enteramente de la l�gica, al menos en lo que respecta a una discusi�n particular. El tema en cuesti�n simplemente debe ser verificado o desestimado solamente a trav�s de la raz�n. Cuando alg�n hecho o idea se considera “verdadero”, en aras de la argumentaci�n, entonces las ideas posteriores se pueden evaluar completamente de acuerdo con los resultados l�gicos de esa idea. Por ejemplo, si ambas partes de un debate aceptan “Juan estuvo en Kansas del 1 al 3 de marzo” como una declaraci�n verdadera, entonces la declaraci�n “Juan no estuvo en la luna el 2 de marzo” se considerar�a verdadera a priori, a efectos de esa discusi�n.

Observa que la segunda afirmaci�n fluye como una necesidad l�gica absoluta, teniendo en cuenta la primera. Por eso puede ser llamada “verdadera a priori”. Si la primera afirmaci�n es verdadera, la segunda se verifica totalmente sobre la base de la l�gica, no sobre ning�n hecho a�adido en particular. Este es el significado literal de a priori: “de lo anterior”. Ya que hemos aceptado la declaraci�n anterior como verdadera, debemos, l�gicamente, aceptar la segunda.

La diferencia entre a priori y a posteriori cobra importancia cuando se intenta confirmar o refutar ciertas ideas. El primer paso, generalmente, es examinar una afirmaci�n de confirmaci�n a priori, en resumen, �es una auto-referencia o es l�gicamente necesaria? Si es as�, entonces se “demuestra”, a priori, como verdadero. Esto no hace necesariamente que tal conocimiento sea �til, pero significa que el valor de verdad de tal afirmaci�n no est� sujeto a debate. Si no es cierto a priori, el siguiente paso es preguntar si la declaraci�n es autocontradictoria o l�gicamente imposible. Si es as�, entonces puede ser descartada, a priori, como falsa.

Si una declaraci�n no se puede evaluar a priori, se debe examinar con otras pruebas u observaciones: es un conocimiento a posteriori. La mayor�a de las afirmaciones, en la mayor parte de los casos, requieren cierto nivel de informaci�n emp�rica para poder ser examinadas. Si una declaraci�n no ha sido reconocida expl�citamente como a priori, entonces es a posteriori, y la mayor parte del conocimiento humano es a posteriori.

El t�rmino a priori es el m�s utilizado. En la l�gica y el debate, la capacidad de etiquetar algo como conocimiento a priori es una distinci�n importante. A la vez, es poco com�n ver una idea expl�citamente etiquetada a posteriori. Cuando esto sucede, por lo general se trata de refutar una afirmaci�n de que la declaraci�n puede ser conocida a priori.

Un t�rmino que no es tan com�n, a fortiori, describe algo relacionado con el conocimiento a priori, pero no es exactamente lo mismo. El t�rmino a fortiori significa “del m�s fuerte” y se refiere a los argumentos que tratan de demostrar un aspecto “m�s peque�o” apelando a un aspecto “m�s grande” ya demostrado. Por ejemplo, si un hombre dice que puede permitirse gastar 100 d�lares, asumimos que puede gastar 10 d�lares. Si beber un sorbo de un l�quido es fatal, asumimos que beber una taza entera tambi�n es fatal. Si un hombre puede aguantar la respiraci�n bajo el agua durante tres minutos, asumimos que es capaz de aguantar la respiraci�n durante un minuto. Si golpear a alguien es considerado un pecado, asumimos que apu�alarlo tambi�n ser�a pecaminoso.

Cuando argumentamos un punto espec�fico basado en alguna idea establecida m�s extensa o m�s amplia, estamos usando argumentos a fortiori. En el di�logo com�n, a menudo utilizamos frases como “a�n m�s” o “todo lo dem�s”. Esto es, en t�rminos generales, una apelaci�n a una l�gica a fortiori, y los ejemplos dados podr�an estar todos enmarcados usando ese tipo de lenguaje.

T�cnicamente hablando, los argumentos a fortiori no son tan contundentes como las verdaderas declaraciones a priori. En los ejemplos anteriores, si un amigo le hubiera dado al hombre mencionado un cheque de 100 d�lares firmado por un amigo, s�lo podr�a gastar exactamente 100 d�lares. En otras palabras, es l�gicamente posible que pueda “permitirse” gastar 100 d�lares, pero no 10, ya que no tiene otro dinero. As� que, aunque a fortiori los argumentos son razonables, no son l�gicamente absolutos, por lo que no son realmente a priori.

Como todas las ideas filos�ficas, tanto la Escritura como la experiencia cristiana, reflejan las ideas de conocimiento a priori, a posteriori y a fortiori. El libro de Hebreos pregunta ret�ricamente, si el sacrificio de animales tiene un cierto efecto espiritual, “�cu�nto m�s” efectivo es el sacrificio de Cristo (Hebreos 9:13-14)? Este es un argumento a fortiori. Jes�s us� un argumento a fortiori cuando dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sab�is dar buenas d�divas a vuestros hijos, �cu�nto m�s vuestro Padre que est� en los cielos dar� buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:11) – El punto de vista de Jes�s depende de la frase “cu�nto m�s”. Pablo se�ala que el cristianismo est� irrevocablemente ligado a la idea de la resurrecci�n: si no hay resurrecci�n, entonces nuestra fe es falsa (1 Corintios 15:12-19). Esta es una declaraci�n a priori. Por el contrario, la afirmaci�n que hace Pablo inmediatamente despu�s es que Cristo, de hecho, ha resucitado de entre los muertos (1 Corintios 15:20), lo cual es un concepto a posteriori. Las Escrituras confieren una importancia significativa a las pruebas y a la comprobaci�n de los hechos (Lucas 1:1-4; 2 Pedro 1:16; Hechos 17:11).

La evangelizaci�n cristiana y la apolog�tica tambi�n involucran estas tres ideas. Algunos argumentos para la existencia de Dios son a priori, basados en la l�gica pura, como el argumento ontol�gico. Suponiendo que el universo tiene un principio, el argumento cosmol�gico se convierte en una afirmaci�n a priori. La mayor�a de las conversaciones sobre apolog�tica y evangelizaci�n se basan principalmente en el conocimiento a posteriori, especialmente las que tratan de la fiabilidad de las Escrituras o utilizan el argumento teleol�gico. Las discusiones sobre c�mo la justicia humana y la necesidad de moralidad hacen eco de los rasgos de amor y santidad de Dios, son una forma de argumentaci�n a fortiori. Lo mismo ocurre con las comparaciones que muestran que la Biblia es fiable desde el punto de vista de los hechos, la historia y la ciencia: dado que las pruebas, “son razonables”, las afirmaciones que contradicen la Biblia son falsas, basadas en un enfoque a fortiori.

Conocer la diferencia entre estas ideas es �til tanto en cuestiones de filosof�a pura como en nuestra interpretaci�n de la Escritura.

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