Pregunta: “�Qui�n era Gede�n en la Biblia?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qui�n era Gede�n en la Biblia?” Respuesta: Gede�n fue el quinto juez y reconocido como el m�s grande de Israel. El relato de su vida se registra en Jueces 6:11-8:32. El trasfondo de la biograf�a de Gede�n comienza con los israelitas que fueron asolados por los madianitas como consecuencia de la desobediencia de…

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Pregunta: “�Qui�n era Gede�n en la Biblia?”

Respuesta:
Gede�n fue el quinto juez y reconocido como el m�s grande de Israel. El relato de su vida se registra en Jueces 6:11-8:32. El trasfondo de la biograf�a de Gede�n comienza con los israelitas que fueron asolados por los madianitas como consecuencia de la desobediencia de Israel para con Dios (Jueces 6:1). Durante siete a�os se enfrentaron a las invasiones de los madianitas, amalecitas y extranjeros orientales que arruinaron sus cosechas y destruyeron su ganado. La disciplina de Dios por medio de las naciones extranjeras hizo que los israelitas clamaran a Dios por ayuda (Jueces 6:6). Dios les env�a un profeta para que les recuerde c�mo el �nico Dios verdadero les hab�a provisto en el pasado y lo r�pido que lo hab�an abandonado (Jueces 6:8-10).

Dios escucha sus clamores e interviene bondadosamente para liberar a Su pueblo. Lo primero que hace es enviar al �ngel del Se�or a Gede�n para pedirle que se una al ej�rcito (Jueces 6:11-14). Gede�n, cuyo nombre significa “cortador” o “cortador de �rboles”, pertenec�a a una familia poco distinguida de los abiezeritas, y se ve�a a s� mismo como no apto para el servicio de Dios (Jueces 6:15). Durante su conversaci�n con el �ngel, es evidente para Gede�n que est� hablando con el Se�or mismo (vers�culos 14, 16).

No obstante, Gede�n necesitaba la seguridad de que era, en realidad, Dios quien lo llamaba a la tarea divina de dirigir una fuerza militar contra Madi�n (Jueces 6:17). Gede�n le pidi� al �ngel del Se�or que se quedara donde estaba mientras Gede�n iba a preparar una comida. Gede�n regres� con algo de comida, que puso sobre una pe�a (vers�culos 19-20). Luego Dios dio una se�al: “Y extendiendo el �ngel del Se�or el b�culo que ten�a en su mano, toc� con la punta la carne y los panes sin levadura; y subi� fuego de la pe�a, el cual consumi� la carne y los panes sin levadura. Y el �ngel del Se�or desapareci� de su vista” (vers�culo 21). Gede�n construy� un altar en ese lugar y lo llam� “El Se�or es paz” porque hab�a visto a Dios y no muri� (vers�culos 22-24).

Esa misma noche, Gede�n destruy� el altar a Baal y el poste de Asera que pertenec�a a su padre (Jueces 6:25-28). Por esta osada acci�n, Gede�n recibi� el nombre de Jerobaal, que significa “que Baal contienda contra �l” (vers�culo 32). Despu�s, una alianza de enemigos de Israel entr� en la tierra, y “el Esp�ritu del Se�or vino sobre Gede�n, y cuando este toc� el cuerno, los abiezeritas se reunieron con �l” (vers�culo 34). Hombres de las tribus de Manas�s, Aser, Zabul�n y Neftal� se unieron a Gede�n (vers�culo 35).

Una vez reunidas las tropas, Gede�n se puso nervioso. Le pidi� a Dios otra se�al para confirmar su llamado. Puso un trozo de lana durante la noche y le pidi� a Dios que lo mojara y mantuviera seca la tierra que lo rodeaba. Dios accedi� amablemente a lo que Gede�n le ped�a. Luego, Gede�n pidi� otra se�al: esta vez le pidi� a Dios que mantuviera seco un vell�n mientras mojaba la tierra que lo rodeaba. Una vez m�s, Dios cumpli�, y Gede�n finalmente se convenci� de que Dios hablaba en serio y que, bajo el liderazgo de Gede�n, la naci�n de Israel tendr�a la victoria sobre Madi�n (Jueces 6:36-40).

Con todo, Dios no hab�a terminado de aumentar la fe de Gede�n. Antes de entrar en batalla, las tropas de Gede�n eran 32.000, pero en obediencia a Dios, las reduce en 22.000 (Jueces 7:2-3). Dios redujo a�n m�s su ej�rcito, dejando a Gede�n con s�lo 300 hombres (vers�culos 7-8). Esto fue contra un enemigo que se describe como “langostas en multitud” con camellos “innumerables como la arena que est� a la ribera del mar” (Jueces 7:12). El prop�sito de Dios era evitar que Israel se jactara de que su propia fuerza los hab�a salvado (vers�culo 2).

Esa noche, Dios envi� a Gede�n en medio del campamento madianita. All�, Gede�n escuch� a un par de madianitas asustados que hablaban de un sue�o que supon�an que presagiaba un desastre para ellos. Cuando escuch� esto, Gede�n se anim� y reuni� a sus tropas (Jueces 7:11, 13-15). Utilizando algunas t�cticas inusuales, Gede�n y sus 300 hombres atacaron al ej�rcito madianita y derrotaron a las tropas enemigas (Jueces 7:16-25).

Despu�s de la victoria, el pueblo de Israel quiso nombrar a Gede�n su primer rey, pero �l se neg� a hacerlo, diciendo: “No ser� se�or sobre vosotros, ni mi hijo os se�orear�: El Se�or se�orear� sobre vosotros” (Jueces 8:23). La paz conseguida por Gede�n dur� una generaci�n: “Y repos� la tierra cuarenta a�os en los d�as de Gede�n” (vers�culo 28). En un tono m�s triste, Gede�n pidi� que las tropas contribuyeran con el oro del bot�n de la batalla para poder crear un “efod”, que instal� en su ciudad natal (Jueces 8:24-26). Sea cual sea la intenci�n de Gede�n al fabricar el efod, el pueblo comenz� a utilizarlo con prop�sitos de idolatr�a, y “fue tropezadero a Gede�n y a su casa” (vers�culo 27).

Al cumplir la misi�n que Dios le encomend�, Gede�n demostr� ser un hombre fiel, un poderoso guerrero, un l�der fuerte (Jueces 7:17) y una persona experimentada (Jueces 8:1-3). Por eso, se lo incluye en un digno testimonio de los grandes hombres de fe en Hebreos 11:32-34.

A veces, la fe de Gede�n parec�a ser d�bil, pero Dios obr� pacientemente con �l y fortaleci� su fe hasta el punto de que pudo llevar a cabo la misi�n de Dios. La obediencia de Gede�n al Se�or requer�a que se enfrentara a su propio padre y a su propia tribu. Tem�a lo que pudiera ocurrir cuando derribara el �dolo de su padre (Jueces 6:24), aunque es evidente que tem�a mucho m�s a Dios.

En la batalla, Gede�n se enfrent� a obst�culos mucho m�s grandes de los que parec�a posible, pero era consciente de d�nde estaba su fuerza (ver Filipenses 4:13). El Dios soberano es fiel, y ayud� a Gede�n a conseguir la victoria en la batalla. Gede�n tambi�n mostr� humildad cuando los israelitas quisieron honrarlo como su rey. Es un buen ejemplo de los que obedecen el mandamiento de “f�ate del Se�or de todo tu coraz�n, y no te apoyes en tu propia prudencia. Recon�celo en todos tus caminos, y �l enderezar� tus veredas” (Proverbios 3:5-6).

Dios usa a personas comunes y corrientes para llevar a cabo Sus planes, y la clave del �xito de Gede�n fue su disposici�n para obedecer a Dios. Gede�n pas� de ser un hombre que se escond�a, trillando trigo al pie de una colina fuera de la vista del enemigo, a derrotar al mismo enemigo en la batalla. Sin embargo, se asegur� de que era la voluntad de Dios la que estaba obedeciendo. Como escribi� el ap�stol Pablo: “No os conform�is a este siglo, sino transformaos por medio de la renovaci�n de vuestro entendimiento, para que comprob�is cu�l sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

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