Pregunta: “Si Jes�s conden� a los fariseos por orar en voz alta, �debemos nosotros orar en voz alta?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “Si Jes�s conden� a los fariseos por orar en voz alta, �debemos nosotros orar en voz alta?” Respuesta: Hay varias referencias en el Nuevo Testamento sobre oraciones p�blicas que son inaceptables, y tambi�n es cierto que Jes�s conden� la forma de orar de los fariseos. Ahora bien, en ocasiones Jes�s mismo oraba en…

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Pregunta: “Si Jes�s conden� a los fariseos por orar en voz alta, �debemos nosotros orar en voz alta?”

Respuesta:
Hay varias referencias en el Nuevo Testamento sobre oraciones p�blicas que son inaceptables, y tambi�n es cierto que Jes�s conden� la forma de orar de los fariseos. Ahora bien, en ocasiones Jes�s mismo oraba en voz alta (v�ase Juan 17), al igual que los ap�stoles (Hechos 8:15; 16:25; 20:36). Hechos 1:14 dice: “Todos �stos perseveraban un�nimes en oraci�n y ruego, con las mujeres, y con Mar�a la madre de Jes�s, y con sus hermanos”. Luego, en el vers�culo 24, los ap�stoles oraron juntos para elegir a alguien que ocupara el lugar de Judas de entre los doce. Est� claro que oraban juntos y en voz alta. Por lo tanto, el pecado no estaba en la naturaleza p�blica de la oraci�n o en el hecho de que la gente pudiera o�rla.

En Lucas 18:10-14, Jes�s da esta par�bola: “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, ad�lteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quer�a ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, s� propicio a m�, pecador. Os digo que �ste descendi� a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, ser� humillado; y el que se humilla ser� enaltecido”. Observa que el recaudador de impuestos tambi�n or� en voz alta, pero su oraci�n proven�a de un coraz�n humilde, y Dios la acept�. El pecado de los fariseos no era la oraci�n p�blica, sino un esp�ritu altivo.

Despu�s Jes�s dice: “Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; �stos recibir�n mayor condenaci�n” (Lucas 20:46-47). En este caso, el pecado no es la naturaleza audible de la oraci�n, sino su apariencia. Jes�s condena la hipocres�a de pretender tener una relaci�n con Dios mientras se oprime al mismo pueblo que �l ama.

Luego, en Mateo 6:5, Jes�s dice: “Y cuando ores, no seas como los hip�critas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. Una vez m�s, Jes�s no est� condenando el hecho de que la gente orara en voz alta, sino el hecho de que hicieran una exhibici�n p�blica para su propio beneficio. Su motivo – ser visto por los hombres – era el problema. Esa oraci�n no es una oraci�n real, sino palabras vac�as para ser escuchadas por otras personas (Hebreos 10:22). Proverbios 15:29 dice: “El Se�or est� lejos de los imp�os; pero �l oye la oraci�n de los justos”.

En Efesios 5:20, Pablo instruye a la iglesia a dar “siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Se�or Jesucristo”. La oraci�n colectiva es una de las formas en que una iglesia local adora a Dios y se anima mutuamente. Lo que Jes�s condena es la arrogancia y la hipocres�a. El que alguien que es claramente desobediente a Dios dirija una oraci�n p�blica como si tuviera mucho que presumir, es el tipo de hipocres�a que Jes�s denunci�. Utilizar la oraci�n p�blica como un medio para presumir o impresionar a los dem�s est� mal. Sin embargo, la oraci�n sincera de un coraz�n humilde siempre es bien recibida por Dios y puede ser un est�mulo para los que la escuchan (Salmo 51:17).

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