Pregunta: “�Por qu� tanta gente busca se�ales y prodigios?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Por qu� tanta gente busca se�ales y prodigios?” Respuesta: Nuestro Dios es un Dios de maravillas (Salmo 136:3-4). Como Creador y Sustentador de todo lo que existe, Dios tiene el poder de suspender las leyes naturales para cumplir Sus prop�sitos. Los milagros formaron parte de los ministerios de Mois�s, El�as y Eliseo, y…

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Pregunta: “�Por qu� tanta gente busca se�ales y prodigios?”

Respuesta:
Nuestro Dios es un Dios de maravillas (Salmo 136:3-4). Como Creador y Sustentador de todo lo que existe, Dios tiene el poder de suspender las leyes naturales para cumplir Sus prop�sitos. Los milagros formaron parte de los ministerios de Mois�s, El�as y Eliseo, y por supuesto de Jes�s y los ap�stoles, y sus milagros sirvieron principalmente para confirmar que sus mensajes proven�an de Dios (Hebreos 2:3-4). Hoy en d�a, muchas personas todav�a buscan experimentar lo milagroso, y algunos har�n todo lo posible para tener esa experiencia. Puede haber muchas razones para tal deseo, y las Escrituras nos dan al menos cinco:

1. Algunas personas buscan se�ales y prodigios porque quieren la confirmaci�n de la verdad de Dios. No hay nada malo en este deseo. De hecho, Dios voluntariamente dio se�ales a Mois�s (�xodo 4:1-9) y a Gede�n (Jueces 6:11-22) para confirmar Su palabra. Los milagros pueden ayudar a que una persona llegue a la fe, as� como en Juan 2:23: “muchos creyeron en su nombre, viendo las se�ales que hac�a”.

Sin embargo, hay un momento en que se han realizado demasiados milagros – la verdad ha sido comprobada – y es el momento de ejercer la fe. Cuando Mois�s dud� en obedecer despu�s de una serie de milagros en la zarza ardiente, “Entonces el Se�or se enoj� contra Mois�s” (�xodo 4:14).

Adem�s, es mucho m�s hermoso a los ojos de Dios creer sin necesidad de un milagro. Jes�s visit� a los samaritanos, y “creyeron muchos m�s por la palabra de �l” (Juan 4:41, �nfasis a�adido). Unos vers�culos m�s adelante, Jes�s reprende a los galileos: “Si no viereis se�ales y prodigios, no creer�is” (Juan 4:48). A diferencia de los samaritanos, la gente de Galilea ped�a se�ales y prodigios.

2. Algunas personas buscan se�ales y prodigios porque no creen en las se�ales y prodigios que ya se han realizado. Los fariseos de Mateo 12 eran precisamente de ese tipo. Jes�s hab�a estado realizando milagros durante alg�n tiempo cuando un grupo de escribas y fariseos se acerc� a �l exigiendo descaradamente ver otra se�al. Como respuesta, Jes�s los conden� como “malvados y ad�lteros” (Mateo 12:38-39).

Eran “imp�os” porque se negaban a creer las se�ales y los prodigios que Cristo ya hab�a realizado. “Con todo esto, pecaron a�n, y no dieron cr�dito a sus maravillas” (Salmo 78:32). Sus corazones estaban endurecidos hacia la verdad, incluso despu�s de los numerosos milagros que se hicieron en p�blico. Nada les har�a creer; sus corazones estaban como el del fara�n, endurecido despu�s de presenciar tantos milagros de Mois�s en Egipto (�xodo 9:34-35).

Eran “ad�lteros” en el sentido espiritual, pues hab�an abandonado el verdadero culto a Dios para seguir un conjunto de normas y tradiciones creadas por el hombre. No satisfechos con los milagros que hac�a Jes�s, exig�an algo a�n mayor. Como dice el comentarista Matthew Barnes, “buscaban se�ales de su propia invenci�n”. Tan arraigado estaba su rechazo a Cristo que, cuando m�s tarde se les present� la “se�al del profeta Jon�s” (la resurrecci�n de Cristo, Mateo 12:39-40), a�n no quisieron creer.

3. Algunas personas buscan se�ales y prodigios porque buscan una ocasi�n para excusar su incredulidad. Hubo gente en los d�as de Jes�s que lo “prob�” buscando una se�al (Mateo 16:1; Lucas 11:16). Ya que especificaron que la se�al fuera “del cielo”, lo m�s probable es que quisieran algo espectacular, parecido a cuando El�as hizo descender fuego del cielo (1 Reyes 18:38) o cuando Isa�as hizo cambiar el curso del sol (Isa�as 38:8). Probablemente, su “prueba” estaba dise�ada para ser algo “demasiado grande” como para que Jes�s lo lograra; simplemente esperaban que lo intentara y fracasara en el intento.

4. Algunas personas buscan se�ales y maravillas porque son curiosos que buscan emociones. Al igual que las multitudes en Juan 6:2 y el rey Herodes en Lucas 23:8, quieren ver algo espectacular, pero no tienen ning�n deseo real de conocer la verdad de Cristo.

5. Algunas personas buscan se�ales y prodigios porque esperan obtener algo para s� mismos. Despu�s de que Jes�s alimentara a las multitudes, una gran muchedumbre lo sigui� al otro lado de Galilea. Sin embargo, Jes�s vio su verdadera motivaci�n y los reprendi�: “De cierto, de cierto os digo que me busc�is, no porque hab�is visto las se�ales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (Juan 6:26). El deseo de la multitud no era conocer a Cristo, ni siquiera ver m�s milagros; era simplemente volver a llenar sus est�magos.

M�s que buscar un nuevo milagro, lo mejor es aceptar la palabra de Dios. La fe simple es m�s agradable al Se�or que la confianza en una experiencia sensorial deslumbrante. Jes�s le dijo: “Porque me has visto, Tom�s, cre�ste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).

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